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La agricultura moderna tiene una obsesión con erradicar insectos. Ignora que los insectos también dan vida y que de ellos depende que se reproduzcan algunas plantas y que diversos animales se alimenten; de ellos depende que haya un sistema ecológico. Las abejas son especialmente importantes en todo esto, y están oficialmente en peligro de extinción. “No más abejas, no más polinización, no más animales, no más hombres”, va la cita adjudicada a Albert Einstein. Por ello la artista canadiense Aganetha Dyck, quién ha trabajado por años con insectos industriosos, es tan relevante al día de hoy.

Dyck explora la relación objeto-insecto, insecto-humanidad, mediante figurines de porcelana que son acabados de decorar por abejas de miel. Conforme pasan las semanas y los meses, los delicados objetos son lentamente transformados con la cera de panal de abeja. Los manteles se vuelven teselados y las cabezas de las esculturas se unen en túneles  de polígonos. Todo hace sentido como si las abejas hubieran diseñado solas el resultado fina, que es increíblemente fino.

En el video la artista y los apicultores cuantan cómo lograron que las abejas diseñaran los patrones justo donde están, y cómo estas piezas también ayudan a su reproducción. “Nos recuerdan que nuestras construcciones son temporales en relación al tiempo de vida de la Tierra y el proceso de la naturaleza”, comenta la curadora de la exposición "Honeybee Alterations", Cathi Charles Wherry. “Esto genera ideas acerca de nuestra vulnerabilidad compartida, mientras al mismo tiempo eleva el carácter ordinario de nuestra humanidad”.