Apatzingán 200 años después: entre autodefensas y "Caballeros Templarios"
Por: Juan Manuel Ortega Riquelme - 01/14/2014
Por: Juan Manuel Ortega Riquelme - 01/14/2014
Durante la lucha por la Independencia de México, el 22 de octubre de 1814 José María Morelos y Pavón firmó en Apatzingán, actualmente en el estado de Michoacán, la primera constitución mexicana. En la Constitución de Apatzingán, el constituyente preveía la instauración de un régimen republicano, en donde la soberanía residiera en el pueblo y su ejercicio de representación se integraría de legisladores elegidos por los ciudadanos.
Hoy, 200 años después, la región de Tierra Caliente en el estado de Michoacán vive tiempos distintos frente a los que, en un momento histórico, fue el intento de la instauración de una soberanía. En el Michoacán de hoy vemos la evidente ausencia del poder del Estado, el crecimiento del crimen organizado y el desarrollo de los llamados grupos de autodefensa que llevan meses tomando poco a poco el ejercicio de la autoridad en sus manos, condiciones que han generado un contexto de ingobernabilidad en la región.
La premisa fundamental del sociólogo alemán Max Weber que concede en gran medida al Estado el “monopolio del uso legítimo de la violencia” no tiene lugar en Michoacán. Desde la Ciudad de México es difícil hacerse una idea de lo que ocurre en el estado pero, de acuerdo con diferentes medios, los grupos de autodefensa integran a miles de “ciudadanos” que han tomado la ley en sus manos. Es cosa de todos los días leer noticias sobre la quema de camiones en carreteras michoacanas, ver fotos de barricadas, de grupos armados hasta los dientes con AK-47 y granadas en camionetas SUV último modelo y de policías municipales mal uniformados sometidos por miembros de estos grupos.
Las autodefensa se han ido formando en diferentes regiones del país ante la falta de condiciones mínimas de seguridad pública, la corrupción policíaca y el avance de los grupos del narcotráfico. Desde el año 2006, bajo la presidencia de Felipe Calderón, Michoacán ha sido un foco rojo y la incapacidad del Estado en la zona es patente, a pesar de la presencia de miles de soldados, así como de miembros de la Policía Federal.
En el caso específico de Michoacán, los denominados “grupos de autodefensa” parece ser que se encuentran bajo el liderazgo del doctor José Mireles y de Hipólito Mora, quienes, se dice, son protegidos por miembros de la Policía Federal. La “policía comunitaria” de Tepalcatepec cuenta con un perfil en Facebook con más de 24 mil likes y ahí postean los eventos más relevantes de su lucha. De acuerdo con información de medios nacionales, el avance de los grupos permitió que éstos tomaran el poder en diferentes comunidades a lo largo del 2013 para enfrentar el control de la región por parte del grupo del crimen organizado conocido como “Los Caballeros Templarios”, a las órdenes de Servando Gómez Martínez (alias “La Tuta"). En estos días los grupos de autodefensa han tomado la Nueva Italia, están "cerrando la pinza" para “tomar” Apatzingán, la cuna de una Constitución y hoy considerado el centro de operaciones de los “Caballeros Templarios”.
La situación en Michoacán es a todas luces preocupante. El gobernador Fausto Vallejo muestra la impericia , aparece viejo y desgasta el discurso de maneras sorprendentes, parece ser que la palabras no tienen mucho significado para él, pero no cae en la cuenta del desgaste que significa para la autoridad que pretende ser eso, autoridad. Parece ser que lo mejor que puede hacer Fausto Vallejo es mover su despacho a Apatzingán y pedirle al Secretario de Gobernación que salga al quite. El gobierno federal tendrá que dar la cara a una situación muy compleja, ya que enfrentar de manera violenta a miles de grupos de autodefensa generaría una situación peor aún, sin embargo, debe exigir el desarme de estos grupos, al tanto que debe de enfrentar al crimen organizado de manera contundente. El Estado debe de fortalecer su presencia en la región pero enfrentar a los “Caballeros Templarios” no será fácil dada la aceptación social que tienen en algunas partes del estado.
Las grandes interrogantes son: 1) si los grupos de autodefensa son efectivamente organizaciones a favor de los ciudadanos y no un grupo que disputa a los “Caballeros Templarios” el control del tráfico y producción de droga en la región, 2) si es legítimo que en condiciones de falta de autoridad grupos ciudadanos tomen el ejercicio de la ley en sus manos, definan la justicia y los procesos de acuerdo con sus propios criterios (yo digo que no, pues la consecuencia lógica sería regresar al Viejo Oeste) y 3) si el Estado tiene la capacidad de recuperar la presencia en ciertas regiones del país y desmovilizar a los grupos armados (o experimentaremos en carne propia la Colombia de los años '90).
Twitter del autor: @juanmortega
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