¿Queremos que los parques eólicos sean para empresas transnacionales?
Por: Ana Paula de la Torre - 12/30/2013
Por: Ana Paula de la Torre - 12/30/2013
Quizá uno de los peores defectos del capitalismo es su naturaleza excluyente. Incluso desde el gobierno, los proyectos que benefician a las mayorías deben lograrse con las implicaciones que impactarán a las minorías. Pero cuando en estos proyectos están involucrados únicamente actores privados, cuyos servicios serán también aprovechados nada más por otros actores privados, entonces el beneficio es cuestionado, aunque, en el caso de las energías verdes, disminuyan las emisiones de CO2.
Un caso que al parecer involucra lo anterior es el "Proyecto Eoloeléctrico del Corredor Eólico del Istmo de Tehuantepec". El Istmo de Tehuantepec abarca los estados de Oaxaca, Chiapas, Tabasco y Veracruz, y su potencial eólico es de los más grandes del mundo; esta franja comprende un terreno particularmente plano, lo que facilita la implementación de proyectos eólicos.
En el Istmo, según un informe de la organización SIPAZ, cada año podrían originarse entre 5,000 y 10,000 megawatts de energía eléctrica, suficientes para abastecer a 18 millones de habitantes. Sin embargo, actualmente en los mega proyectos de electricidad de energía eólica en esta zona están involucradas en dos terceras partes empresas privadas que generarán energía para ellas mismas, o bien para otras empresas.
Hoy, según esta misma organización, sólo 22% de la energía eléctrica generada en los parques eólicos de Oaxaca es destinada a la red pública, mientras que 78% es asignado a empresas privadas como Bimbo, Walt Mart, Soriana, Cemex, Cruz Azul y Grupo FEMSA (Coca Cola, Heineken, Oxxo).
Sólo en el estado de Oaxaca operan actualmente 15 parques eólicos, y 13 más están en fase de planeación o desarrollo, abarcando alrededor de 60 mil hectáreas de propiedad colectiva y generando 1263 MW (tan sólo 10% de la capacidad de generación energética de la región).
Lo anterior es más que delicado, porque, como se mencionó, son 60 mil hectáreas de propiedad colectiva, es decir, muchas de estas tierras corresponden a comuneros y a indígenas cuyo desplazamiento terminará siendo uno los efectos colaterales.
Los megaproyectos en pro de la energía verde (de pertinencia indiscutible), cuando se planean únicamente bajo criterios capitalistas, continúan explotando la energía del planeta con un sentido excluyente y sin compromisos con las comunidades y las mayorías. Estos recursos limpios a futuro serán cada vez más rentables, pero si se continúa con una visión que contemple exclusivamente el beneficio del sector empresarial, su lógica continuará siendo la explotación de recursos naturales, sin responsabilidad alguna de por medio: no bastan las energías verdes si van cargadas de injusticias para su explotación.