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"No es un infierno ardiente" el que espera a este asesino, según sus propias palabras, "porque estoy sirviendo al Señor. Será el reino del cielo para mí, porque me he arrepentido".

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"Sentía que estaba en guerra. La supervivencia de la raza blanca estaba en juego", afirma el hoy occiso Joseph Paul Franklin, alias de James Clayton Vaughn, quien recibió la mañana del miércoles una inyección letal en una penitenciaría del estado de Missouri, EU.

Joseph Paul Franklin fue uno de los asesinos seriales más perturbadoramente conscientes de su papel en la historia moderna. En sus propias palabras, su misión era "comenzar una guerra racial" y enseñar a otros supremacistas blancos la forma de matar afroamericanos, judíos y miembros de otras razas. Entrenado como francotirador, Franklin caminó impunemente durante tres años cargando en un estuche de guitarra un potente rifle, con el cual asesinó a más de 20 personas.

"La considero mi misión", afirmó Franklin en su última entrevista con CNN. "Mi misión es de tres años. El mismo tiempo que Jesús estuvo en su misión, del tiempo en que tuvo 30 a 33." Franklin pasó de 1977 a 1980 cometiendo asesinatos en distintos estados del sur de EU, además de una docena de robos de banco. Encontraba un lugar elevado para colocarse con su rifle y acechaba a los que consideraba sus enemigos: judíos y negros, y con especial saña a parejas interraciales. 

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El 8 de octubre de 1977, Franklin disparó contra Gerald Gordon mientras éste salía de una sinagoga en compañía de su esposa, tres hijos y más de 200 asistentes a un bar mitzvah, en San Luis Missouri. También fue hallado culpable de los asesinatos de Alphonse Manning y Toni Schwean en Madison, Winsconsin, a quienes asesinó sólo por ser una pareja de diferente raza. Rebecca Bergstrom lo hizo enojar una vez al contarle que durante unas vacaciones había estado con un jamaiquino, por lo que la mató también. Pero probablemente el caso por el que la apelación de misericordia de Franklin no tuvo oídos en las cortes estadounidenses fue el de Dante Evans y su primo Darrell Lane, de 13 y 14 años respectivamente: dos niños afroamericanos que recibieron dos disparos cada uno, a gran distancia, para asegurarse de que estuvieran muertos.

Sin embargo, una de las más famosas víctimas de Franklin fue quien levantó la voz para tratar de impedir su ejecución: Larry Flynt. El notorio empresario y creador de la revista pornográfica Hustler, recibió dos disparos por parte de Franklin en marzo de 1978, cuando enfrentaba él mismo cargos por obscenidad. Flynt no murió, pero quedó paralizado de la cintura para abajo de por vida. En un editorial aparecido días antes de la ejecución, Flynt escribió que "la única motivación en la que se basa la pena de muerte es la venganza y no la justicia, y creo firmemente que un gobierno que prohíbe la muerte entre sus ciudadanos no debería dedicarse a matar gente". Los argumentos de Flynt no disuadieron a la corte de apelaciones.

Franklin murió pensando que lo que lo esperaba del otro lado "no es un infierno ardiente, porque estoy sirviendo al Señor. Será el reino del cielo para mí, porque me he arrepentido".  

Joseph Paul Franklin eligió su nombre en homenaje a Paul Joseph Goebbels, el infame propagandista de Adolf Hitler, y en homenaje al científico Benjamin Franklin. Su ejecución la mañana de ayer fue la primera en el estado de Missouri desde el 2011.