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Aunque el cine es un lugar de entretenimiento y diversión, existen reglas estrictas que deben seguirse para el disfrute de todos los asistentes; en Londres, un cine cuenta con un equipo de "ninjas" que se encarga de hacer cumplir este código sagrado de comportamiento.

Aunque se trata de un lugar de entretenimiento y diversión, el cine es uno donde las reglas de comportamiento deben observarse rigurosamente. No hacer ruidos mayúsculos, apagar el teléfono móvil (o sus sonidos) mientras dure la película, ver esta tranquilamente, etc.

Sin embargo, sabemos bien que, como regularmente sucede con las normas, el mundo del deber ser no siempre es el que es, y en más de una ocasión el asistente se encuentra con un vecino molesto que no deja de hablar, que tiene un teléfono siempre sonando o que se levanta una y mil veces durante la función.

Para contrarrestar conductas tan molestas —que sin duda demeritan la calidad de una sala e incluso arriesgan la cantidad de su afluencia— un cine ubicado en la Leicester Square de Londres implementó un programa de “ninjas” que aseguren el buen comportamiento de la audiencia.

Se trata de cinéfilos comunes que protegen el código de comportamiento dentro del cine a cambio de la admisión gratuita. Enfundados en trajes oscuros que los disimulan al interior de la sala —porque la sorpresa es la principal ventaja del ninja— estos guardianes se aparecen apenas alguien incurre en una falta que afecte el buen desarrollo de la experiencia cinematográfica. Si alguien habla, arroja palomitas de maíz, patea los asientos o realiza otra grosería de cualquier tipo para con el público, entonces se acercan al sujeto y lo reconvienen.

La idea fue impulsada en buena medida por Gregor Lawson, cofundador de la empresa Morphsuits de trajes de spandex, los mismos que utilizan estos ninjas y que, de algún modo, constituyen el elemento de asombro o autoridad al momento de llamar al buen comportamiento.

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