El concepto de pareja se ha visto trastocado por múltiples circunstancias que van desde fruslerías morales hasta esa parte cuasi sagrada e intocable llamada compromiso.
Actualmente, la mente humana ha desembocado en líneas directrices que abordan los temas primarios de la vida como un pretexto para replantear las cosas en una nueva vía para experimentar distintas alternativas que antes eran consideradas “inapropiadas”, “inmorales” o “pecaminosas”. En temas concernientes a una relación de pareja, en Internet existen nuevas tendencias que ofrecen servicios swinger o también llamados Playfair, en el que los participantes pueden interactuar íntimamente con personas ajenas a la relación sin padecer los estragos que conlleva la infidelidad, ya que la práctica se realiza con previo consentimientos de los integrantes de la pareja.
En los Estados Unidos y en Gran Bretaña se ha registrado últimamente el índice más alto en divorcios de todos los tiempos. El trabajo, los hijos, el aburrimiento y la monotonía son los principales motivos por los que este compromiso se disuelve. Sin embargo, el adulterio también juega un papel importante en un divorcio.
Existen evidencias que comprueban que en países con actitudes más flexibles ante el concepto de pareja, las relaciones son más duraderas, más sanas y más felices.
Se estima que en Francia un cuarto de la población total mantiene affaires, incluso se han creado espacios públicos conocidos como le cinq à sept, donde los hombres pueden encontrarse con su amante en un horario de 5 a 7.
En Japón, las tradicionales Geishas han sido insertadas en las sociedades modernas en las que el sexo y la pornografía están prácticamente en todas partes. Sin embargo, los nipones conocen la diferencia entre el sexo como una poderosa arma para romper la monotonía y el sexo como una cuestión de unión física, espiritual y emocional que concierne totalmente a su pareja.
Los países nórdicos son ya un ejemplo de cómo las parejas sí pueden modificar su pensamiento respecto al modelo de pareja. Hombres y mujeres discuten si es posible que los integrantes puedan mantener una relación extramarital, no con el fin de reemplazar a la ya existente, sino como una terapia alternativa que provoque el mejoramiento de la actual.
Incluso, 2 economistas americanos, David Blanchflower y Andrew Oswald, han intentado medir la felicidad a través de la realización sexual en términos monetarios. Estiman que el incremento en la frecuencia del acto sexual de más de una vez al mes a, por lo menos, uno por semana, era equivalente a 32,000 libras al año en felicidad. También estimaron que un matrimonio duradero proveería un equivalente a 64 mil libras al año. Si se suman ambos, una aventura que provea mucho sexo y un matrimonio duradero, obtienes la receta para toneladas de felicidad.
Peter es un hombre rico de 62 años que constantemente viaja a Londres por cuestiones de trabajo. Desde su primer viaje se ha instalado en un lujoso hotel a orillas del río Támesis. Después de que la rutina invadiera sus viajes al Reino Unido, decidió contratar a una acompañante que, por una tarifa establecida por ella, lo acompañaría durante sus estancias en Londres. Además del costo que representa la acompañante, Peter tiene que costear los gustos de “su” mujer: restaurantes de lujo y todo lo que ella considere necesario para permanecer al lado de su pareja en turno. Ése es el precio que tiene que pagar por ya no poseer el vigor de un veinteañero, pero al regresar a casa, Peter es el hombre más feliz de su vecindario. Lo que hace suponer que el sexo extramarital no es una cuestión de engaño a la pareja, sino una terapia en la que ambos miembros salen beneficiados.