Leland Bobbé logra decodificar la dualidad hombre-mujer que, como ya quedó de manifiesto en el mito de Tiresias, habita en cada ser humano, plasmándola en distintos retratos que son la quintaescencia de lo masculino y lo femenino, el rostro como punto de convergencia del Ánima y del Animus, según diría Jung.