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Las palabras malsonantes, groserías, insultos y maldiciones, reducen la sensación de dolor cuando se pronuncian en una situación de sufrimiento físico, esto según un estudio de la Universidad de Keele.

Las palabras malsonantes, esas que según el diccionario "ofenden los oídos de personas piadosas o de buen gusto", podría cumplir una función más allá de la catarsis de bolsillo que en ocasiones significan para quienes las profieren, un alivio que no toca únicamente el estado de ánimo sino también la sensación de sufrimiento, sobre todo en una situación de dolor físico.

Esto según una investigación realizada por psicólogos de la Universidad de Keele, en el Reino Unido, quienes experimentaron con el efecto que un insulto tiene sobre la percepción del dolor.

Los investigadores pidieron a 64 voluntarios que sumergieran sus manos en agua helada en dos situaciones distintas: la primera, al mismo tiempo que pronunciaban una palabra insultante de su elección; la segunda, con una palabra común.

Sorpresivamente, las llamadas groserías ayudaron a que las personas soportaran mucho más tiempo el contacto con el agua: 2 minutos mientras maldecían, 1 minuto y 15 segundos cuando no. Asimismo, los voluntarios afirmaron que tener permitido insultar les hizo sentir menos dolor.

Un analgésico lingüístico que, en tanto se utilice en beneficio personal y nunca para ofender a otro, parece un remedio más que aceptable.

[Life Hacker]