Ayer se anunció la muerte de Christopher Hitchens, uno de los polemistas en lengua inglesa más reconocidos de los últimos años, periodista desde los años 70 y recientemente autor de varios títulos de resonancia mundial, especialmente el controvertido Dios no existe y el que marcó su camino hacia el éxito, The Trial of Henry Kissinger.
Hitchens nació en Portsmouth, Reino Unido, en 1949, y se graduó en la Universidad de Oxford en 1970. Comenzó su carrera como periodista en Inglaterra, mudándose después a Nueva York, donde se volvió uno de los co-editores de Vanity Fair hacia finales de 1992.
En su juventud Hitchens estuvo bastante cercano al espíritu contestatario y radical del 68, de donde sin duda obtuvo el sustento ideológico que lo distinguiría en sus labores posteriores pero del cual, según algunos, terminó alejándose con el paso de los años, llegando a su punto extremo en ocasión del 9/11 y los sucesos que de este ataque se derivaron: tanto la ofensiva militar a Irak como la reelección de George W. Bush en 2004, iniciativas que Hitchens apoyó públicamente.
Sin embargo, siendo justos, casi siempre resulta difícil juzgar a rajatabla a personalidades como Hitchens, uno de los mejores representantes contemporáneos de esa estirpe de prosistas ingleses sedienta de controversia, de escándalo en un buen sentido de la palabra: ese escándalo de índole más bien intelectual que no nos deja indiferentes, que nos obliga a tomar posición a favor o en contra y a defender nuestras ideas. Recordemos además que parte esencial del estilo ensayístico de este hombre fue mirar los sucesos, los personajes, las creencias, desde una perspectiva distinta a la que dicta el sentido común y el juicio convencional, descubrir el lado oculto del mundo para aquellos que no lo conocen o se niegan a mirarlo, corroerlo hasta desnudarlo con el ácido inclemente de la ironía ingeniosa.
Ya en 2010 Hitchens recibió el diagnóstico de cáncer de esófago, condición que compartió sentidamente con sus lectores y que a la postre, por complicaciones derivadas de este padecimiento, le causó la muerte.
Algunas frases lapidarias de Hitchens:
El terrorismo es la táctica de pedir lo imposible, y pedirlo a punta de pistola.
El único radicalismo real de nuestro tiempo vendrá como siempre lo ha hecho: de las personas que insisten en pensar por sí mismas y rechazan el pensamiento sectario.
Me hice periodista porque no quería obtener de los periódicos la información.
La fe es la derrota de la mente, es la derrota de la razón, es la derrota de la única cosa que nos hace distintos a otros mamíferos. Es nuestra necesidad de creer y de renunciar a nuestro escepticismo y nuestra razón, nuestro anhelo de descartar estos y poner toda nuestra confianza en alguien o algo —esto es para mí lo siniestro. De todas nuestras supuestas virtudes, la fe debe ser la más sobrevalorada.
La religión termina y la filosofía comienza, justo como la alquimia termina y la química comienza y la astrología termina y la astronomía comienza.
La gente tiene miedo a la muerte y la mentira central de todas las religiones es que hay un remedio para esto y que una excepción se hará en tu caso: se te ofrece una vida eterna si haces las propiciaciones y las abyecciones correctas. Bueno, lo siento. Pienso que mentirle a la gente de ese modo es la mayor de las inmoralidades. Así es como [la religión] sobrevive.
Mira en Pijama Surf el documental de Christopher Hitchens sobre la Madre Teresa de Calcuta, Ángel del Infierno.
[BBC]