*

Nuevo manifiesto discordiano: la alquimia del anti-dogma (el antídoto del hotdog)

Por: Hail Eris - 08/07/2011

Blogger escribe un nuevo manifiesto discordiano, la sempiterna religión del caos, el chascarrillo y adoración de la sublime y espectral diosa Eris.

«Aquel que me logra comprender se da cuenta de que mis proposiciones no tienen sentido».

Edición Discordiana del Tractatus de Wittgenstein.

La religión discordiana nació en algún momento al final de los cincuenta y al principio de los sesenta, a través de la zoofanía de un mono de las estrellas, quien dictó telepáticamente las bases de la religión discordiana a Lord Omar y Malaclypse El Joven,  los indigo childs y primeros pontífices que proclamaron al planeta entero en una dádiva pan-papal. De la misma forma que el moderno grupo de hackers Anonymous, cualquiera puede ser miembro de esta religión pero también ser su sumo jerarca y girar une encíclica que reforme radicalmente sus preceptos. Uno de los cuales fue, originalmente, la prohibición, con ecos justinianos, de comer salchichas calientes con bollos o medianoches, una enseñanza irradiada en la mente de los primeros popes en el satori de un lunch.

Ya que los discordianos, cuya cabeza es un rizoma difundido a lo largo de la web, aceptan la sublevación de sus sirvientes con una apertura casi ideoerótica, presentamos aquí una versión del Logos, escrita por un blogger desconocido que se hace llamar Cosmogyros y cuya traducción ofrecemos sin rigor:

 

Ellos me preguntan: "¿Eres religioso?". 
Yo les contesto “Fervientemente”,  solo para ver la cara que hacen.

Soy un discordiano.
Creemos en la risa.
Creemos en el perfecto imbalance del universo.
Creemos que cada uno de nosotros debería de creer en algo un poco diferente, para de esta forma mantener nuestra credibilidad como seres humanos. 
Creemos que creemos, pero no siempre estamos seguros.
Creemos que las preguntas sin respuestas son obras de arte en sí mismas.
Creemos en la paranoia histérica, pero solo como forma de auto-entretenimiento. 
Creemos en el individualismo más áspero o, cuando te cansas de eso, en el individualismo consentido y extenuado. 
Creemos en romper las reglas, pero no como regla. 
Creemos, generalmente, que el té es una cosa maravillosa. 
Creemos en estar en desacuerdo entre nosotros lo más posible. 
Creemos en extraterrestres y fantasmas y cosas así, pero solo si ellos consienten creer en nosotros también. 
Creemos en cambiar nuestras creencias con la suficiente frecuencia para que nadie pueda llevar un registro, y menos nosotros. 
Creemos que hay algo mágico en los plátanos.
Creemos que todos son el jefe.  
Creemos que nada está mal si lo haces con suficiente confianza.

[Cosmogyros]