*

La obra de Jung-Yeon Min nos lleva a visitar los paisajes derretidos de cerebros alternativos, dentro del gran pastel fractal de mentes que es el universo.

El cerebro en sus conexiones asemeja a una red vegetal, un bosque electroquímico que además incluye la fantasmagoría de los pensamientos y la imaginación (la región donde las árboles se convierten en nubes). Quizás los sistemas holísticos que forman organismos más grandes sean también órganos de percepción y procesamiento de información y, en este sentido, perderse en un bosque (con nuestro microbosque dentro del cráneo) es perderse en una mente  más grande, que a su vez pertenece a una mente más grande (el planeta como un sistema psicomineral integrador de todo los procesos individuales) y así sucesivamente, de tal forma que el universo puede concebirse en su totalidad como una enorme y etérea computadora cósmica, de la cual nosotros somos solo bits cuánticamente entrelazados para generar imágenes y experiencias en un loop de retroalimentación.

Más allá de esta teoría algo abigarrada que podríamos llamar "Sistemas Neurofractales del Multiverso",  la delicia son los paisajes interactivos de la imaginación imaginándose a sí misma en distintas capas y niveles de este castillo sináptico. A un lado tenemos los jardines nebulares que conectan dimensiones paralelas, las dendritas siempre arborescentes y los axones-esporas: lo que sucede con el agua cerebral que viaja en el espacio astral. Estos pensamientos se derriten en su autoobservación, en este acto vertiginoso de contemplar no lo que percibimos sino "aquello que nos hace percibir" el interior de la máquina orgánica que genera la simulación de la realidad.

La obra de Jung-Yeon Min nos inserta en la inestabilidad de la neurogeografía, zonas que se deshacen porque están hechas de una sustancia psíquica que se define por la percepción, el estado de coherencia cuántica que colapsa según la energía del observador. Los cerebros que penetra esta artista son generalmente dulces y perturbadores, como la habitación de una pequeña niña que ha tomado ácido lisérgico y se derrite en su cama.

 

[Synaptic Stimuli]