*

El Museo de Arte Invisible vende obras de arte inmateriales o éter conceptual que apela a las personas que viven en un mundo de fantasía, haciéndonos reflexionar sobre la naturaleza del arte y la imaginación como eje de creación.

Mucho se ha dicho sobre la conceptualización del arte moderno, donde cualquier cosa, un excusado, un escupitajo, unos esquites pueden pasar por obras de arte si son presentadas bajo un marco conceptual, un contexto que las eleva en su red de relaciones a ser experimentadas como "arte". De una manera que algunos consierarán genial y otros ridícula esto ha sido llevado al límite: obras de arte invisibles que flotan por el espacio de un no-museo. Y además, siguiendo con el mercantilismo estilo Damian Hirst, obras de arte invisibles que puedes comprar.

El concepto que enmarca este museo invisible de piezas imaginarias es bastante astuto y nos hace reflexionar sobre una sociedad que es capaz de consumir arte invisible seducido por el poder de la persuasión y también sobre la naturaleza del arte mismo como algo a lo que se le infunde espíritu (el arte es visto como una experiencia espiritual, haciendo eco de Walter Benjamin) y cuya verdadera esencia es inmaterial —programada a ser por el lenguaje.

«El Museo de Arte Invisible es una extravagancia de la imaginación, un museo que nos recuerda que vivimos en dos mundos: el mundo físico y el mundo no-visible del pensamiento. Compuesto solo de ideas el Museo Invisible redefine el concepto de qué es real.  Aunque las obras de arte no son visibles, las descripciones abren nuestros ojos a un mundo paralelo construido de imágenes y palabras. Este mundo no es visible, pero es real, tal vez más real que el mundo de la materia, y está en venta».

Uno de los actores del momento en Hollywood, James Franco, participa en el proyecto, dándole caché al éter imaginativo que se comercializa —y recordándonos que en nuestra sociedad el poder de la celebridad puede vender, literalmente, aire.

Una de las "piezas"  que fue vendida en 10 mil dólares en la página Kickstarter es la llamada "Fresh Air", cuya descripción alienta: «El aire que estás comprando es como adquirir un interminable tanque de oxígeno. No importa donde estés, siempre tendrás la habilidad de tomar un respiro de este delicioso y fragante aire que la tierra puede producir. Cada inhalación que das te da paz y salud infinita. Esta obra de arte es algo que podrás llevar contigo si te pertenece. Porque donde quiera que estés, puedes imaginarte tomando una bocanada de este hermoso aire de las montañas y de los campos de a un lado del mar; es un suministro inagotable».

Para quienes tienen la curiosidad de saber quien fue la persona que compró esta pieza de arte invisible:

Hay que tener mucho dinero y una pueril imaginación para comprar esta obra de arte de aire metafísico. Especialmente cuando esta "obra de arte" la regalan al final de casi cualquier clase de yoga o meditación. Es más, a nuestros lectores les regalamos en este momento una dotación infinita de aire pránico de crisantemos azules etéreos cultivado tanto en el Monte Shambala como en el Monte Shasta, bajo el cuidado de princesas búdicas virginales avezadas en la meditación immaculada de la Luz Pura, cuyas rozagantes exhalaciones en estado de éxtasis han creado microvórtices y mandalas en la estructura molecular del aire y que ahora puedes inhalar por siempre asegurando la eclosión de ananda en tus chakras cada vez que lo desees.

[Paste Magazine]