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El frenesí por conseguir la nueva versión del iPad llevó a un adolescente chino a vender su riñón para poder adquirirlo.

Hace poco publicamos una nota afirmando que las marcas mejor posicionadas en el mundo, Apple entre ellas, detonan la misma actividad neurológica que la que provoca una creencia religiosa. También nos tocó reportar, en un acto de enrome relevancia simbólica, la transformación de una iglesia de Francia en un centro comercial. Ambos sucesos sugieran acaso una decadente realidad: el consumo nos hipnotiza. Y evidentemente existen algunas marcas que saben cómo explotar esta condición, tejiendo finamente en torno a sus productos una especie de halo cuasi-divino por cuya obtención estaríamos dispuestos a hacer prácticamente cualquier cosa.

Un adolescente chino de 17 años deseaba fervientemente el más popular de los nuevos dispositivos de Apple, el iPad 2. Sin embargo, el costo de este hot gadget estaba definitivamente fuera del alcance de su bolsillo, así que decidió tomar una medida extrema: vender uno de sus riñones para poder adquirir su iPad. Cuando el chico llegó a casa con su flamante juguete nuevo y una venda ensangrentada (debió permanecer tres días en el hospital después de la extracción de su órgano), la madre descifró de inmediato lo que había sucedido. El mercado "legal" de órganos en China es bastante grande, sin embargo, lo que en realidad resulta preocupante, y no desde una perspectiva moralista sino desde un discurso por la dignidad humana, es la decadente materialización de los actuales valores. Al parecer en la lucha entre el consumo patológico y la evolución del ser, marcas como Apple están inclinando la balanza a su favor.

[Telegraph]