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El éxtasis puede curar (investigando el underground del MDMA medicinal)

Por: Jimena O. - 03/08/2011

Más que una droga recreativa, el MDMA parece tener su cauce natural en la terapia: empatía con la propia psique y el mundo que lleva a sanar

La revista de Oprah Winfrey tiene un reciente artículo en el que investiga cómo se ha satanizado el uso del MDMA (éxtasis) y cómo esta sustancia tiene un notable valor terapéutico. Es particularmente extraño que esta información provenga de Oprah Winfrey , quien anteriormente condenó esta sustancia en su show de TV, pero la periodista Jessica Winter ha hecho una de las más extensas investigaciones sobre la terapia underground del MDMA (la cual es ilegal), incluso tomando esta sustancia con un terapeuta y experimentando epifanías y una sostenida mejora en su vida. La lección es que el MDMA tiene su cauce natural, más que como una droga para bailar en los raves, como una sustancia para sanar, para crear empatía y aceptación.

El MDMA fue inventado en 1912 por la compañía alemena Merck, trabajando en un medicamento para detener hemorragias. Pero no fue hasta que Alexander Shulgin –el gran diseñador de psicodélicos- volviera a sintetizar el MDMA en 1976 –siguiendo el tip de una joven alumna- que la sustancia entró a la imaginaria popular. Shulgin tomó él mismo la primera dosis de éxtasis y dijo “Me siento absolutamente limpio adentro, no hay nada más que pura euforia”.

El MDMA fue prohibido en 1985, creando una escalada en la demonización de esta sustancia, generando la idea de que acababa con la materia gris del cerebro. La usuaria Lynn Smith inlcuso apareció en el show de Oprah Winfrey, exhibiendo resonancias de su cerebro que aparentaban ser pruebas conclusivas de los daños cerebrales que ocasionaba el MDMA. Sin embargo, hoy sabemos que en realidad lo que la imagen mostraba solamente eran variaciones en el flujo sanguíneo del cerebro.

El estudio más reciente y más amplio sobre el MDMA muestra que esta sustancia no genera daños cerebrales en su estado puro. Además, existe una serie de aplicaciones que se estudian para esta sustancia en el ámbito de la psicoterapia, incluyendo depresión, ansiedad, dolor crónico, desorden de imagen corporal y especialmente con personas que padecen el trastorno de estrés postraumático, para cuyo tratamiento ha probado ser inusualmente efectivo.

El MDMA produce una descarga de serotonina, dopamina y oxcitocina; también, coarta el centro que procesa miedo en el cerebro, la amígdala. Esto hace que un paciente en terapia de estrés post traumático pueda revisitar las memorias que lo atormentan o confrontar emociones dolorosoas sin sentir la aprehensión que generalmente siente, pero, a la vez,  sin los efectos sedativos de las drogas ansiolíticas. En el caso de los veteranos de guerra, que sufren también de dolores corporales, el MDMA es especialmente útil, ya que también reduce el dolor físico.

El psiquiatra de South Carolina Michael Mithoefer, publicará este año un estudio en el que 17 de 20 pacientes que sufrían el trastorno de estrés post traumático dejaron de cumplir los criterios para ser diagnósticados este trastorno después de solo 2 o 3 sesiones de terapia con MDMA.

"El protocolo fue no-dirigido”, dice Mithoefer. “Una analogía podría comparar al MDMA a los antibióticos. Un corto programa de antibiótiocs simplemente controla la bacteria por un tiempo suficiente para que el sistema inmunológico tome control y haga su propia curación. Podríamos decir que el MDMA parece ser un catalizador para otro tipo de proceso de curación.”.

La periodista Jessica Winter tomó también MDMA en un ambiente terapéutico, con resultados positivos en las siguientes semanas después de realizada la ingesta. ¿Se trata de una campaña en favor del MDMA, con agenda política incluida?

Recordemos que debido al marketing callejero, el MDMA se llamó éxtasis, cuando el nombre original iba ser empatía. Tal vez en este origen esté la clave del uso del MDMA, como un empatógeno, una sustancia que fundamentalmente abre los canales para relacionarse con el mundo y con la propia psique sin los miedos y atavismos que obstaculizan la libertad y la automanifestación. En este sentido habría que reformular la cultura en torno a esta sustancia, que probablemente ddebería de ser consumida de forma similar a la que se consumen las drogas psicodélicas: con poca frecuencia, en ambientes controlados y con una intención de trabajar psicoespiritualmente.