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Estados Unidos envía sus primeros 'scouts' para analizar la explotación de los billonarios yacimientos minerales afganos; un extraño paralelo entre el opio, la CIA, y las invasiones militares a este país.

Hace apenas una semana reportamos sobre el hallazgo de yacimientos minerales en Afganistán con valor de un billón de dólares, nunca tardos ni perezosos a la oportunidad de aumentar su riqueza, las grandes compañías estadounidenses ya buscan explotar las minas afganas. JP Morgan, la compañía finaciera fundada por el famoso magnate acerero que seguramente ahora se relame sus bigotes en el éter (el mismo que birló a Nikola Tesla), ha mandado ya a un equipo de expertos mineros, aprovehcando sin duda las ventajas de que Afganistán está bajo la invasión militar de Estados Unidos.

“Afganistán podría ser uno de los más grandes productores de cobre, oro , hierro y litio en el mundo", dice Ian Hannam, un banquero de JP Morgan. "Creo que tiene el potencial de transformar a Afganistán".

Por supuesto, el hallazgo podría ser enormente provechoso para el pueblo de Afganistán, pero si tomamos en cuenta la enorme inestabilidad política y la notable corrupción de la política afgana, el panorma podría ser distinto: el viejo caso de la oligarquía enriqueciendose cerrando tratos con la corporatocracia extranjera y la población apenas recibiendo los centavos de cambio.

Autoridades afganas han dicho que las estimaciones de 1 billon de dólares son conservadoras y calculan que los yaciminetos podrían valer 3 billones de dólares. Pero para explotar las minas se necesita una inversión multimillonaria. Ahí es donde entran las compañías estadounidenses, o las chinas que también ya se han hecho presentes.

Consideremos un intersante antecedente relacionado a la otra industria líder que tiene Afganistán: el opio. En 1980 Afganistán no producía más del 1% del opio en el mundo. En esa misma época inició la Operación Ciclón de la CIA con presupuesto que llegó hasta a 630 millones de dólares en 1987, y que fondeaba (bajo la dirección del director George H.W. Bush) y armaba a los mujahideen en la guerra Afgana-Soviética. En 1986 Afganistán ya producía con sus cultivos de amapola el 40% de la heroína en el mundo. En 1999 esto había llegado al 80%. Justo entonces subieron al poder los talibanes, quienes prohibieron el cultivo de amapolas y redujeron dramáticamente la producción de opio en más de un 80%. Esto, ¿casualmente? no duro mucho ya que después del ataque a las Torres Gemelas, Estados Unidos invadió Afganistán y los talibanes perdieron poder. Para el 2005 Afganistán (o la CIA) había vuelto a hacer de las suyas y producía el 87% del opio en el mundo, una cifra que sigió creciendo.

El diario Portland Independent Media ha escrito que la inmensa caída de la producción de opio a finales del siglo pasado fue intolerable para la CIA, quien controla el mercado y financia los proyectos del Black Budget con este dinero. No es extraña, entonces, la invasión a Afganistán, bajo so pretexto de buscar a otro ex agente de la CIA, Osama bin Laden, entrenado justamente dentro de las operaciones de la agencia de inteligencia de EUA en Afganistán. Mucha casualidad: ¿las cosas salieron mal? O tal vez salieron como estaban planeadas. En este sentido realizaremos pronto una investigación más profunda sobre los vínculos de la CIA con el narcotráfico, solo queda decir que existe incontrovertible evidencia, más allá del fácil tag de "teorías de la conspiración", de que esta agencia ha participado y participa en el tráfico de drogas. Recientemente el New York Times reportaba sobre un capo del opio afgano que recibe sueldo de la CIA desde hace 8 años. Podría sonar fuerte pero vale la pena preguntarse lo siguiente ¿Es George H. W. Bush el más grande narcotraficante de la historia?

Mientras tanto veremos qué sucede con los yacimientos minerales de Afganistán y el incremento de las tropas militares a ese país por parte de Obama ¿para protegerse del terrorismo, o proteger el negocio del opio y de los minerales? Hace una semana el NY Times, un poco como un diario oficial, daba a conocer la existencia de estos minerales, que sin embargo ya habían sido reportados por el mimso gobierno afgano hace por lo menos un año. Es rídiculo pensar que Estados Unidos se está dando cuenta hasta este momento, acaso solamente está dando luz verde a sus compañías: vayan a saquear a Afganistán, seguimos con el plan.