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Aunque parezca extraño, la física cuántica muestra que la información no sólo fluye del presente al futuro, también fluye del futuro al presente.

La posibilidad de que un presentimiento en ocasiones no sólo sea una proyección o un análisis prospectivo del presente sino una percecpión cuántica del flujo bidireccional del tiempo.

Miembro del Global Consciousness Project, Dan Radin, siguiendo los pasos del Dr. John Hartwell, ha realizado experimentos en los que mide la resistencia de la piel a la electricidad mientras se muestran imágenes una serie de sujetos en condiciones controladas. Radin notó que los sujetos respondían con anticipación cuando se les mostraban imágenes perturbadoras, como si de alguna forma supieran que esto iba suceder. (Ver Electrodermal Presentiments of Future Emotions).

El físico Fred Alan Wolfe, tal vez lo recuerdan de la película "What the bleep do you know?", escribe:

¿Qué quiero decir con que la información se desplaza del pasado al presente y del futuro al presente? Me estoy remitiendo a una imagen que se refiere al paso del tiempo como a un río. Nosotros fluimos a lo largo de ese río siempre en una dirección que viene del pasado y se precipita hacia el futuro. Pero nada nos impide pensar que el río transcurre desde el futuro hasta el pasado mientras nosotros estamos sentados en una barca intentando mantener nuestra posición contra la corriente del tiempo. Contemplando el paisaje que se abre ante nosotros, vemos restos de naufragios y deshechos a la deriva; es posible incluso que veamos pasar flotando una botella, y que al alcanzarla y sacarla del agua descubramos en su interior un papel con un mensaje: “Saludos del siglo veintidós”.

La mejor hipótesis, según la física cuántica, es aquella en la cual la información fluye en las dos direcciones simultáneamente. El río del tiempo cuenta con dos cursos a contracorriente. La información, proveniente del futuro y del pasado, influye en el presente. Así que son dos las botellas que recogemos cada vez que acercamos las manos al río, no una. Y descubrimos dos mensajes en su interior.

Sin embargo, se trata de botellas extrañas, porque no existen realmente hasta que acercamos nuestras manos al río. Si pudiéramos “ver” lo que el río en efecto contiene, veríamos un incontable número de botellas fantasma, que fluyen desde el nacimiento del río hacia las montañas de información futura que nos indican las condiciones climáticas que nos aguardan más adelante. Esas botellas a contracorriente solo se hacen reales en nuestras manos. Cuando acercamos las manos a ese río, una botella del pasado y otra del futuro se funden en una botella, y cual genio mágico saliendo de la botella, instantáneamente aparece un mensaje.

En el mensaje se explica la situación del momento presente. También cuenta con un mapa orientador que dice o delinea lo que ha sido el pasado y lo que será el futuro.

Desgraciadamente, el mensaje no puede tomarse al pie de la letra, como una verdad absoluta. Es apenas una verdad probable; una probabilidad concerniente tanto al pasado como al futuro. Únicamente el momento presente de la experiencia es seguro.

Y a pesar de todo lo extraña que pueda parecer esta imagen, resulta estar más cercana a la verdad de lo que podamos creer.

Vía Libertaliadehatali