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¿Cómo ver el aura? (segunda parte)

Por: Griknay - 06/09/2010

Segunda parte del curso práctico para aprender a ver el aura y acceder al campo bioinformático que nos permite valernos de nosotros mismos y tomar decisiones sin necesidad de recurrir a gurús.

Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra. (El Kybalión)

Todo tiene aura, en diferentes dimensiones todo está activo, y todo forma parte del cuerpo del planeta.

En la nota anterior de: ¿cómo ver el aura?, se planteó un ejercicio básico para empezar a desarrollar una visión diferente. El tema de la visión áurica es muy extenso. Infinita es la capacidad de ver el aura, también, siempre se puede ver más y siempre se puede obtener más información de esta forma de ver.

Conforme expandamos nuestra mente y nuestra práctica de visión se hace constante, empezamos a entender el mundo de forma distinta. Información que está inscrita en el aura, la cual es recibida y almacenada por nuestro subconsciente, podrá ser entendida desde el consciente que crece y se transforma. El subconsciente es nuestro socio mayoritario, ahí se encuentra el 85 por ciento de nuestra capacidad mental. Al acostumbrarnos a una visión de 180 grados, nuestra intención y practica desempolvarán herramientas que se encuentran a nuestra disposición. Estas herramientas son decodificadores que interpreten la información del campo áurico. Así, y de forma paulatina, se entenderá información que hoy parece imposible identificar. Nuestra mente es más grande que lo que nuestra imaginación puede soñar.

La gran virtud de la Intención, nos acerca-a: conocer para conocerme, y conocerme para conocer. Así el entorno forma parte de mi descubrimiento individual y viceversa. "Como es arriba es abajo, como es bajo es arriba", (El Kibalion) o como es adentro es afuera, como es afuera es adentro. La visión áurica convierte la realidad en información. Si un sanador psíquico está enfrente de mi, y dice que sana con su energía, ¿óomo puedo saber si realmente lo hace? -viendo la energía con visión áurica- ahí podré determinar con mis propios recursos, si realmente usa su energía para sanar. Si una persona está enamorada, excitada, triste, deprimida, si me quiere engañar, mentir, o siente algo especial por mí también podre saberlo. Usar la capacidad propia y no depender de la ajena es hábito de sabios.

En el etéreo, (la primer capa que se enseñó a ver) se puede distinguir la salud de una persona, entre mas grueso sea el etéreo, más opaco, o más brillante, hay problemas de salud o de agotamiento. Ahí esta inscrito todo lo que se necesita saber de la salud física y emocional de un ser humano.

En la practica, observen las diferencias entre un etéreo y otro. Abran sus sentidos, perciban que siente la persona, ¿si tiene algún malestar o dolencia?. Atrevanse a percibir el mundo sin la razón, no importa si se equivocan, el verdadero error es no intentarlo.

Observen el aura de objetos, piedras, cristales, plantas y animales ¿que diferencia hay?

Ejercicio de la vela.

Coloquen una vela prendida enfrente de ustedes. Dirijan su mirada a 10 centímetros arriba de la flama. Su visión a 180 grados, no miren fijamente el fuego, que el fuego no succione su mirada. Eventualmente va a pasar y terminarán viendo el fuego, cuando esto suceda, cierren sus ojos un momento y relajen su vista, despues vuelvan a intentarlo. No se agoten ni cansen su vista esto se recomienda hacerlo 3 veces por día, no más.

Con este ejercicio se van a dar cuenta de el progreso que van teniendo en mantener la mirada a 180 grados, y en una practica no muy lejana, podrán ver el aura del fuego.

Recuerden si quieren cambiar su forma de ver, la clave es la practica.

Otro ejercicio es pararse enfrente del espejo, y verse el aura, observen como ustedes mismos se transforman al tener una mirada amplia. Si nos damos cuenta, en todo momento se puede practicar, y así decodificar mas rápido información. No llega en un día, pero si soy constante no tardara mucho.

Todos tenemos capacidad de todo esto y más, nuestra antigua forma de percibir el mundo está basada en límites. Si aún no conocemos nuestros limites, podríamos cambiar esa concepción de uno mismo en el universo, y abocarnos a expandir nuestros sentidos y nuestros sentires, con la llave de la humildad. Me atrevo, y así descubro y me pruebo, me conozco y me re-entiendo en una aventura que no tiene fin. En una pasión por saber y descubrir lo que de antemano se saber que no lo sé. O como decía Socrates a través de Platón: yo solo sé, que no se nada. En esa apertura al misterio yace el aura.

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