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Valiéndose de la neurociencia, el gobierno francés estudia como funciona el cerebro cuando se toma una decisión... y cómo puede ser manipulado.

El gobierno francés ha creado una oficina de neuropolítica, dedicada a la aplicación de la neurociencia a la política pública. A través del estudio de las imágenes cerebrales en el proceso de realizar decisiones se puede obtener valiosa información sobre el efecto que tiene un producto o un mensaje sobre una población. Esta información, evidentemente, luego puede usarse para formular un mensaje más efectivo o crear un producto que apele a las partes del cerebro que intervienen en decidir algo.

El director de esta unidad gubernamental, el Dr. Olivier Oullier, fue entrevistado por una cadena de radio australiana. Aquí pueden escuchar la entrevista en inglés. Transcribimos lo más destacado.

Oullier dice que la neurociencia no traera la solución perfecta en términos de salud o publicidad, pero provee nuevas métricas para evaluar el nivel con el que se debe informar o shockear.

Cita un ejemplo: en la cuestión del tabaco funciona mejor informar con datos que shockear visualmente, ya que esto sólo proudce una respuesta de la parte posterior del cerebro que no dura mucho. En cambio la información concreta apela a la memoria y puede producir cambios duraderos.

Sin embargo, el mismo funcionario, un poco contradictoriamente, revela que en ocasiones las imágenes visuales fuertes logran tener recordación y son efectivas pero deben de ser variadas porque si no el público se hace insensible. Y hace referencia al hecho que los médicos pese a estar informados tienen un alto índice de tabaquismo.

Olivier Oullier dice que la resonancias magnéticas funcionales muestran como opera el cerebro y la comunicación entre diferentes áreas, especialmente la interdependencia entre la profundidad emocional del cerebro y la parte racional, algo que llama "emoracionalidad", un híbrido fundamental en nuestra toma de decisiones.

Curiosamente el funcionario y neurocientífico dice que empezó su trabajo en este ámbito a través del neuromarketing y que su trabajo se basa en el de algunas compañías privadas de este incipiente sector. Y plantea la pregunta de la neuroética.

Misma pregunta que podríamos hacer al gobierno francés ¿se utilizará el neuromarkting sólo para intentar que las personas dejen de fumar o cuestiones similares de salud o para sesgar la opinión del público o incluso convencerlos a aceptar una política controvertida o ganar la aceptación para algún político?

Al final de la entrevista el funcionario francés cita un estudio de Stanford que muestra que la neurociencia conductista permite saber si una persona va comprar o no un producto, algo que también permite saber como las personas tomas sus decisiones, algo muy valioso para un gobierno.

Aquí puden leer en línea el clásico pionero de Tim Leary: "Neuropolitics: The Sociobiology of Human Metamophosis.