En la escuela era común ver penes garabateados en los pupitres, frutos del ocio de un sistema educativo mal dirigido. En el baño uno se sigue topando estas efigies un poco vulgares. Pero nada de esto se compara con la grandilocuencia de Rory Mcinnes, quien dibujo un falo de veinte metros aprox. en el techo de su mansión de West Berkshire.
El pene, un guiño para las cámaras satelitales y demás habitantes del espacio celeste, paso un año desapercibido por los padres de este mischievious brat, los cuales se enteraron cuando The Sun, el periódico sensacionalista por excelencia, los alertara.
"No puedo creer que hay un pene gigante en el techo de mi casa", dijo la madre.
Felicidades a Rory por su metagag.