Todo inició cuando la publicación británica London Evening Standard realizó una serie semanal de artículos sobre la vida de los integrantes de The Beatles, en ese entonces la banda de rock y las figuras mediáticas más famosas del planeta, con una gran influencia entre la juventud, no sólo pop, sino intelectual. La periodista Maureen Cleave entrevistó a John Lennon el 4 de marzo de 1966 en Kenwood, la casa del líder del grupo. De acuerdo con su testimonio, Cleave quedó sorprendida por la biblioteca personal del músico, que revelaba un interés intenso por temas vinculados con la religión.
"El cristianismo se irá. Desaparecerá y se encogerá. No necesito discutir sobre eso, tengo razón y voy a tener razón. Nosotros ahora somos más populares que Jesús, no sé qué se irá primero, si el rock & roll o el cristianismo. Jesús estaba bien, pero sus discípulos eran ordinarios, son ellos los que para mí lo arruinan". Esa fue la conclusión del autor de "In My Life" al reflexionar con Cleave sobre la entonces actualidad religiosa, un contexto de crisis de la fe y de los valores conservadores, tanto en Inglaterra como en la cultura occidental.
La primera publicación de aquel tête à tête no supuso ninguna controversia y el comentario pasó desapercibido en la tierra natal de The Beatles y en el resto de Europa. Luego el jefe de prensa de la banda, Tony Barrow, ofreció a la revista estadounidense para adolescentes Datebook los derechos de todas las entrevistas individuales hechas a los cuatro integrantes de la banda, cercana entonces a una nueva gira por el país de Jack Kerouac y la generación beat, en pleno furor de la llamada "invasión británica".
La publicación del comentario de Lennon generó de inmediato un incendio mediático en Estados Unidos, nación con una mayor práctica y una mucho más cohesionada moral cristianas, sobre todo en el territorio del llamado "Bible Belt" o "Cinturón bíblico", mayoritariamente evangélico, que abarca los estados del sureste del país (actualmente, los más entusiastas simpatizantes de figuras como Donald Trump).
"Bible Belt" o "Cinturón bíblico" de Estados Unidos (Wikimedia Commons)
Durante su incomoda gira, que incluso se consideró cancelar, los Beatles se vieron asediado por los medios respecto al tema. Incluso ocurrieron quemas públicas de sus elepés y artículos coleccionables instigadas por algunos ministros de culto, además de "escraches" contra sus conciertos por parte de organizaciones como el Ku Klux Klan. Estos fueron motivos suficientes para que Brian Epstein, manager del grupo, aclarara que la información fue descontextualizada y empleada con propósitos amarillistas, instando a Lennon a llevar a cabo una disculpa pública que claramente él no deseaba ofrecer.
Estas fueron sus palabras durante una conferencia de prensa en Chicago, Illinois, orillado a realizar un ejercicio de control de daños: "Si yo hubiera dicho que la televisión era más importante que Jesús, podría no haber pasado nada". El polémico comentario se había limitado a definir el alcance de la popularidad de su banda de rock, a la par de dar a conocer su punto de vista sobre el declive de la fe en el mundo contemporáneo, es decir, no había tratado de sugerir una comparación de relevancia respecto a la figura de Cristo con el fin de ofender a los creyentes. Incluso, el líder de The Beatles describió su propia creencia heterodoxa en Dios recurriendo a una frase del obispo anglicano John Robinson: "No es un hombre viejo en el Cielo, yo creo que lo que la gente llama Dios es algo que todos nosotros llevamos dentro".
El incidente perdió fuerza después debido a un renovado y aún mayor interés por el cuarteto de Liverpool, gracias a la exitosa comercialización de su entonces nuevo álbum de estudio: Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (1967), considerado por gran parte de la crítica especializada como el mejor trabajo colectivo y el más influyente en la historia de la música popular. Una propuesta creativa que consiguió armonizar música india, psicodélica, hall e influencias sinfónicas.
Explayándome en la biografía de los integrantes de The Beatles, tanto John Lennon como Ringo Starr fueron bautizados durante la infancia en el seno la Iglesia anglicana de Inglaterra, mientras que Paul McCartney y George Harrison recibieron dicho sacramento por parte de la Iglesia católica (si bien ninguno de ellos perseveraría en sus confesiones a partir de la adolescencia). Harrison, a mediados de la década de los sesenta, se enfrentó incluso a un punto de inflexión cuando David Crosby, cantautor de The Byrds, le presentó a Ravi Shankar, músico emblemático por su dominio del sitar y por la poderosa introducción del instrumento en Occidente, contacto que encausaría un interés de por vida en Harrison hacia diversas corrientes del hinduismo, la filosofía oriental y el gnosticismo.
Ravi Shankar con George Harrison en los años 70. Fotografía: Alan Messer
La atracción de su compañero por la religiosidad de la India llevaría a la banda a un retiro espiritual, a principios de 1968, en el ashram del Maharishi Mahesh Yogi, quien fundó el movimiento y desarrolló la técnica basada en mantras de la "meditación trascendental". Esta experiencia los alejó temporalmente del consumo de drogas y nutrió gran parte de su producción musical tanto en general como vinculada en específico a su famoso White Album, pero llegaría a su fin tras un desafortunado desencantamiento al descubrirse un presunto incidente de acoso sexual del gurú hacia la actriz Mia Farrow, acontecimiento más tarde aparentemente desmentido.
Starr, McCartney y Harrison continuaron practicando técnicas de meditación y promoviendo su efectividad. En momentos distintos, los tres se convirtieron permanentemente en vegetarianos. El autor de "Yesterday", si bien nunca ha manifestado ser creyente, compuso temas que podrían tener una influencia simbólica cristiana, como el sencillo "Let It Be", que hace alusión alegórica a la figura bíblica de la Virgen María. Por su parte, el autor de "My Sweet Lord" siguió cultivando una religiosidad abiertamente ecuménica e hindú, cercana al krisnaísmo bengalí y explícita en su trabajo musical, además de comprometerse con obras caritativas como el concierto recaudatorio por Bangladesh del año 1971, uno de los países más pobres del planeta, lacerado por su conflicto con Pakistán.
Tras la separación de The Beatles a principios de la década de los setenta, la polarización respecto a Lennon se agudizó debido al creciente compromiso político y social del exlíder de la banda, ligado a causas antibélicas y de izquierda, lo cual a su vez formaba parte de una producción artística e intelectual conjunta con su esposa Yoko Ono, una conceptista japonesa que renovaba las críticas hacia la religión y el statu quo. La actividad de Lennon llegó al punto de ser investigada por el Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI), bajo sospecha de conductas subversivas.
John Lennon & Yoko Ono en enero de 1970. Fotografía de Richard DiLello
Temas en solitario de Lennon como "Imagine" y "God" invitan a "imaginar que no hay un Paraíso, un Infierno, solo el Cielo arriba de nosotros, un mundo sin religiones", además de presentar a Dios como "un concepto mediante el cual medimos nuestro dolor". Esto revela una reflexión espiritual distinta a la de sus excompañeros, clara y presente, a diferencia de Starr o McCartney, pero libertaria y no denominacional, distinguiéndose de Harrison.
El trágico asesinato del compositor el 8 de diciembre de 1980 a la entrada de su apartamento en el edificio Dakota, en Nueva York, revela la trascendencia también fatal de sus declaraciones. Su verdugo, Mark David Chapman, era un cristiano fundamentalista, antiguo fan de la música de The Beatles. Consideraba a Lennon un hipócrita millonario que se llenaba la boca con causas de extrema izquierda, sin miramientos respecto a cuestionar las doctrinas y moral de su fe, corrompiendo a una nueva generación. El deseo sociópata por atención del asesino lo determinó a ligar su destino final al de su víctima, pasando a ser parte de su mito.
El comentario blasfemo o no de John Lennon se convertiría en parte de nuestro anecdotario popular, siendo referenciado inclusive en programas de comedia como Los Simpson. Homero arruinó su cuarteto Los Borbotones al decir que, como The Beatles, ellos eran más populares que Jesús.
En este sentido, es indiscutible que los cuatro de Liverpool fueron mucho más influyentes para la juventud durante la invasión británica que cualquier otro referente social o cultural pasando a convertirse, de una agrupación de entretenimiento parte de la liberación juvenil, a un proyecto estético e ideológico con una sutil vigencia hasta hoy.
Alejandro Massa Varela (1989) es poeta, ensayista y dramaturgo, además de historiador por formación. Entre sus obras se encuentra el libro El Ser Creado o Ejercicios sobre mística y hedonismo (Plaza y Valdés), prologado por el filósofo Mauricio Beuchot; el poemario El Aroma del dardo o Poemas para un shunga de la fantasía (Ediciones Camelot) y las obras de teatro Bastedad o ¿Quién llegó a devorar a Jacob? (2015) y El cuerpo del Sol o Diálogo para enamorar al Infierno (2018). Su poesía ha sido reconocida con varios premios en México, España, Uruguay y Finlandia. Actualmente se desempeña como director de la Asociación de Estudios Revolución y Serenidad.