La historia es más o menos conocida: en la década de 1970, un grupo de productores encabezados por Arthur P. Jacobs compró los derechos de adaptación de Dune, la novela de Frank Herbert que ya entonces se perfilaba como una obra de culto y éxito sostenido. Después de algunos contratiempos, finalmente se eligió a Alejandro Jodorowsky como director de la cinta, en parte porque ya entonces había demostrado su talento en dos largometrajes destacados: El topo (1970) y especialmente La montaña sagrada (1973).
La elección, sin embargo, pronto se volvió problemática (aunque también, a su manera, histórica). Para el proyecto, Jodorowsky pensó en reunir a muchos de los mejores artistas de su tiempo, una especie de pléyade en prácticamente todas las áreas involucradas: los actores y actrices, los músicos, los directores de artes y más. La nómina incluía nada menos que a Salvador Dalí (quien pidió un salario exorbitante para la época, de cien mil dólares por hora), Orson Welles, Karlheinz Stockhausen, Mick Jagger, Alain Delon, Gloria Swanson, Geraldine Chaplin y varias otras luminarias.
Entre estas se encontraba también Jean Giraud, mejor conocido por su alias de "Mœbius", sin duda uno de los mejores ilustradores en la historia de las artes gráficas francesas, un artista de imaginación prolífica, desbordada, y dueño de un talento singular para plasmar las fabulaciones de su mundo interior en el papel y los colores. Mœbius recibió el encargo de diseñar algunas de las criaturas y personajes de la Dune de Jodorowsky.
No obstante, como parecía previsible, la ambición de Jodorowsky, aunque quizá loable, se volvió imposible de realizar. Con costos demasiado elevados, el proyecto se canceló, máxime luego de que el chileno entregó un guion que resultaría en una película de catorce horas de duración.
Lo interesante es que aunque la filmación de Dune se canceló, de aquellos días surgieron algunas de las colaboraciones creativas más singulares del siglo XX. De manera indirecta, de esa reunión de talentos surgió uno años después Alien (Ridley Scott, 1979), pues ahí se encontraron también el artista H. R. Giger (a la postre, el diseñador de la criatura de la cinta y de otras características visuales) y Dan O'Bannon, responsable de los efectos especiales de Dune y quien luego de que el proyecto se canceló terminó en un hospital psiquiátrico, donde escribió trece guiones, el último de los cuales fue la base para la película de Ridley Scott.
Y de esa conjunción de talentos resultó también El incal, un cómic o novela gráfica elaborado entre Jodorowsky y Mœbius, una pieza catalogada como "ópera espacial" (un término muy de la época) en donde un detective común y corriente (y hasta un poco mediocre) se ve sumergido de pronto en una lucha de poder intergaláctica, la cual tendrá que atravesar como si de un camino iniciático se tratase.
(Encuentra una edición íntegra de El incal en este elace)
Como es de suponerse para un trabajo de Jodorowsky, el cómic abunda en referencias metafísicas, esotéricas y espirituales, en este caso concretizadas con maestría en los dibujos de Mœbius.
Con el paso del tiempo, el cómic de Jodorowsky y Mœbius (publicado originalmente entre 1980 y 1988) se convirtió en una obra de culto, no por casualidad, pues su talentosa extravagancia demostró que era sin duda el resultado de la colaboración entre dos genios.