Estados Unidos y su proyecto liberal: ¿un experimento social fallido?

En Estados Unidos llueve sobre mojado. Al tiempo que la crisis del coronavirus sigue diseminada por el país y que Trump enfrenta serias críticas por su pésimo manejo de la epidemia, la muerte de George Floyd ha colocado el dedo sobre la llaga, la otra llaga, la llaga de enorme división, injusticia, racismo y polarización del país. A la crisis de salud y a la crisis económica que la epidemia trae consigo se le suma la crisis social que lleva hirviendo lento algunos años ya.

Pocas personas están mejor calificadas para narrar este momento que Cornel West, una de las figuras más brillantes, polémicas y comprometidas con movimientos sociales de Estados Unidos. West ha sido profesor de filosofía de Harvard y Princeton, pero también ha creado discos de jazz y de hiphop (y además, insuperablemente, apareció en la película The Matrix). Sus palabras vienen mucho a cuento en este momento:

Estamos viendo a Estados Unidos como un experimento social fallido... Su economía capitalista no pudo generar y proveer una existencia decente para las personas, su sistema criminal y  de justicia no pudo proveer derechos y justicia y el sistema económico no puede proveer el verdadero nutrimento que dé propósito y que alimente el alma de las personas. Cuando pones todo esto junto tienes esta tormenta perfecta de las múltiples falencias del imperio americano en todos sus niveles... Entonces puedes ver a Martin Luther King en Atlanta diciéndonos "Se los dije, les dije lo que pasaría  con el militarismo, con la pobreza, con el materialismo, con el racismo, con la xenofobia... están cosechando lo que sembraron".

West observa que el caso de Floyd fue sólo el detonador de una tormenta que lleva gestándose desde hace tiempo. Como él lo ve, se trata de una completa degeneración de los famosos valores estadounidenses -de libertad, derecho a la felicidad, justicia, etc.-, que llevan ya décadas como meros objetos de aparador. Estados Unidos ha creado una religión del dinero, el narcisismo, el culto a la celebridad, a la guerra, la expansión, el poder (expresado en el hombre blanco que no se arredra y agarra el toro por los cuernos, por no decir la famosa frase soez de Trump).

La economía capitalista, basada en la fantasía de que el crecimiento macroeconómico y la innovación tecnológica proveen prosperidad ha devorado el alma del pueblo. Y en otras partes del mundo Estados Unidos ha perdido prestigio y poder. West ve en Trump, igualmente, sólo la manifestación última, la más grotesca y paródica, del yermo moral de Estados Unidos, el campo que se ha construido con las semillas de la injusticia y la ambición. Y Obama tampoco se salva; según West, el presidente afroamericano desperdicio su oportunidad y se convirtió en un títere de Wall Street y el poder financiero mundial, al igual que Clinton y que, como espera, también Biden.

¿Estamos viendo los principios de la caída del gran imperio estadounidense? Algunos analistas así lo creen. El internacionalista Aris Roussinos, escribiendo en el excelente sitio Unheard, sugiere también que Estados Unidos es un Estado fallido en ciernes y considera que estamos viendo los inicios de un reacomodo geopolítico en el que Estados Unidos obviamente seguirá jugando un papel central, pero ya no monolítico.

 

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