Viajando con un bull terrier a lugares abandonados de Europa (FOTOS)

Sin duda alguna, los perros pueden ser los compañeros más entrañables de una persona. La intimidad con otro ser humano es insustituible, eso es cierto, pero la presencia que un perro puede tener en nuestra vida tiene otra dimensión, otro significado, y como prueba de ello podríamos pensar no sólo en todos los siglos que el perro ha pasado junto al hombre (incluso en las versiones ancestrales de ambos), sino también en cómo un perro lo mismo se encuentra entre personas adineradas que pordioseros, con niños y ancianos, en el campo, en las grandes ciudades, entre pastores, artistas, obreros y un cuantioso etcétera que, sin exagerar, parece abarcar todo el universo de lo humano.

Recientemente, el sitio Bored Panda dio cabida a una pieza de contenido en la que Alice van Kempen narra visualmente su paso por lugares abandonados de Europa, documentando la travesía en Instagram, pero con una compañía singular: una bull terrier que responde al nombre de Claire y con quien lleva 3 años. Escribe Alice:

Juntas hemos explorado edificios abandonados desde hace poco más de 2 años. Hemos visitado prisiones, bases militares, minas de carbón, trenes, aviones, monasterios, iglesias, hospitales, granjas y casas particulares. Hemos viajado mucho por numerosos países europeos en busca de estos lugares.

El resultado es conmovedor en al menos un sentido: el de la amistad. Porque aunque para algunos parezca una desmesura o un lugar común, un perro sí puede ser uno de los mejores amigos que podemos encontrar en la vida, lo cual parece resaltar aún más en la desolación de los escenarios elegidos, cuya estética es lo suficientemente poderosa como para ejercer un contraste emotivo lleno de amor.

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