En ese contexto, los lujos de los funcionarios públicos son especialmente groseros. Mientras que un magistrado electoral en México gana más que en Estados Unidos, aquí el salario mínimo es de 67.29 pesos diarios y la gasolina cuesta más que en el país del norte, donde el salario mínimo por ocho horas diarias de trabajo es de 748. 20 pesos.
Considerando el contexto anterior y por mínimo sentido común, el anuncio de la compra de un avión presidencial TP-01 de más de 7,500 millones de pesos, capaz de transportar hasta 250 pasajeros, cuya adquisición se anunciaba desde la salida de Calderón, resulta tan polémico. Según un análisis de la revista Proceso, ningún mandatario en el mundo tiene un avión de tal costo.
Durante 15 años se pagarán 6,308 millones de pesos, más 1,200 millones por el mantenimiento del avión. Según la revista Emeequis, el precio de contado de la aeronave era de 1,667 millones de pesos pero, por el esquema de pago que eligieron los funcionarios, ahora será 350% más costoso, negligencia que no debería pagarse con impuestos de la sociedad.
Supuestamente, el avión se entregará este 30 de junio en las instalaciones de la empresa Boeing en Washington.