Hitler en pantaloncillos cortos y calcetas altas: ¿el ridículo hace más humano al Führer? (FOTOS)

Hitler es, en una palabra, la personificación del mal, y poco o nada nos puede quitar esa idea de la cabeza. Podemos verlo acariciando un perro o con un niño en brazos, pero eso poco o nada importa al momento de juzgarlo moralmente; si acaso, esas imágenes nos parecen un detalle menor, nimio, dentro de un sistema personal más amplio que es maldad absoluta.

Esto que pasa con la ternura, ¿se repite con el ridículo? Ver a Hitler hacer el ridículo, incurrir en esa condición que nos hace humanos —tanto como el sufrimiento o cualquier otra de las grandes pasiones—, ¿lo vuelve también humano? ¿O, después de la sorna y la risotada, lo devolvemos al principado de las tinieblas?

Históricamente, estas imágenes que compartimos fueron tomadas hacia el final de la década de los 20 por Heinrich Hoffmann, fotógrafo personal del futuro Führer, al parecer como una serie de pruebas sobre la posición y el gesto que le convendría adoptar cuando se dirigiera a las multitudes alemanas.

Sin embargo, años después, y por razones obvias, Hitler prohibió la difusión del material, argumentando que este se encontraba “por debajo de su dignidad”.

Solo que las imágenes sobrevivieron y ahora forman parte del libro Hitler Was My Friend, elocuente título que Hoffmann dio a la compilación de los retratos que tomó al líder nazi.

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[BuzzFeed]

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