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«Peter Pan's Neverland Nigthmare» de Scott Chambers: la película de terror… ¿que da risa?

Arte

Por: Rober Díaz - 03/22/2025

Tal parece que en nuestra época hay un resurgimiento creativo del terror, especialmente en la literatura y en el cine, sin embargo, películas como esta acaban con la imaginación que significaría llevar a buen puerto la renovación del género pero no como una promoción del dolor sin motivo alguno

James Matthew Barrie (1860-1937) mejor conocido como J. M. Barrie es el nombre del exitoso escritor escoces que llevó a la fama a Peter Pan y que por su contribución a la literatura y el teatro fue nombrado "baronet" —un equivalente a baronesa— por Jorge V en el año de 1913; luego, en 1922, se le concedió la Orden del Mérito. Sin ebargo, a pesar de sus logros tuvo que vivir un extraño suceso: su hermano mayor murió a los 13 años luego de una caída mientras patinaba en un lago congelado. El niño James, viendo a su madre profundamente triste, comenzó a contarle historias para sacarla del dolor adquirido por la muerte del adolescente. El talento de Barrie como contador de historias se da a conocer y su familia y amgos lo impulsan para que continue sus estudios en las letras; con todo, el niño James recordaría su infancia por la ausencia de su madre y a causa de ello desarrollaría enanismo psicogenético y nunca alcanzaría el metro y medio de estatura, trauma que nunca le perdonó.

Cabe destacar que la invención de Peter Pan y Wendy no es únicamente de su autoría. Él lo llevó a la novela, pero era una leyenda que se contaba ya desde tiempos antiguos en su localidad. Posteriormente y ya codeándose con grandes escritores de su época como Bernard Shaw, Arthur Conan Doyle o Thomas Hardy, logró vivir de sus novelas, abandonó el periodismo y conoció a la familia Llewelyn Davies, integrada por Sylvia y George y los cinco hijos de ellos: George, John, Peter, Michael y Nico. Inesperadamente los padres de los niños murieron y, gracias a ciertas argucias legales de Barrie, él y la niñera quedaron como tutores de los niños, a quienes el destino quiso que viera morir de distintas formas. George murió en la Primera Guerra Mundial y Michael ahogado en un lago. Peter, el tercero de la lista, escribió sus memorias, en donde hizo distintos comentarios sobre Barrie –entonces ya fallecido– para luego suicidarse a los 63 años saltando al metro de Londres.

Los comentarios sobre una posible comportamiento pedofílico por parte de Barrie cobraron fuerza gracias a un libro que él mismo escribió titulad Little White Bird (1902) en el cual, si bien no hay una declaración explícita al respecto, describe pasajes en los que el protagonista masculino, adulto, duerme con un niño y cómo éste amanece encima de él.

Vale la pena destacar que, al morir, Barrie heredó al hospital Grand Ormond Street Hospital en Londres todas las regalías que produjeran sus obras, al menos hasta 1987, cuando, de acuerdo con la ley de derechos de autor vigente en el Reino Unido en la época, éstos se extinguieron al transcurrir 50 años después de la muerte del escritor. Y si bien se aplicó una extensión “perpetua” a dichos derechos otorgada por el gobierno inglés comandado por James Callaghan en 1987, de cualquier manera la obra de Barrie pasó al dominio público en el año 2023.

Ese fue el momento en que comenzó otra historia de terror para los cuentos de Barrie, porque gracias a dicha extinción de sus derechos de propiedad intelectual, la compañía productora de Rhys Frake-Waterfield (1992) usó varios de sus personajes –que antes eran de uso exclusivo de Disney– para integrarlos a un universo cinematográfico llamado "The Twisted Childhood Universe" ("El universo de la infancia retorcida"), en donde creaciones otrora entrañables como Winnie The Poo, Pinocho, Bambi, Blanca Nieves o la Bella Durmiente tendrán una versión más bien oscura o francamente malvada, fungiendo como los villanos de las tramas, asesinos seriales y otras monerías de ese tipo. Una vez que cada película sea estrenada se hará una final en donde todos los mounstruos convivirán en una final llamada: Poohniverse: Monsters Assemble.

El estreno de Peter Pan’s Neverland Nightmare (2025) de Scott Chambers supone la presentación de Peter Pan como un asesino que ha sido castrado y que se dedica a asesinar niños para llevarlos al País del Nuncajamás, donde serán salavados. Wendy es una hermana que se enfrasca en la pelea mayor con el asesino, una vulgar amalgama del Joker de Heath Ledger y Severus Snape de Alan Rickman, quien, sin un objetivo claro como personaje, se dedica a ser un generador de una violencia incuantificable e injustificable.  

Sería halagador decir que la película no tienes ni pies ni cabeza, porque de cierta forma hay una trama que se sigue: la del asesinato sin ningún motivo y el desarrollo de secuencias enormemente sangrientas que hacen a la postre y gracias a la falta de argumento el público termine burlándose de un Joker heromaniáco con la cara deformada a lado de un trasvesti que funge como Tinker Bell ("Campanita" y cuyo único fin es salvar a los niños del mundo del sufimiento para asesinarlos cruelmente y llevarlos a Nuncajamás.

Resulta más que desagradable la exposición de este tipo de películas, sin embargo, hay que saber que la primera de éstas en ver la luz, Winnie The Pooh: Blood and Honey, requirió100 mil dólares de producción y logró 7 millones de dólares de recaudación en todo el mundo. 

Hay un público para todo y esa también es una desgracia, ya que la proliferación de este tipo de cine, ya encaminado al gore más vil e impúdico, que presenta imágenes y secuencias sangrientas y brutales, bien podría ser pasado como una apología a los asesinos en serie que tanto han lastimado con sus actos a sociedades como la norteamericana, y a los cuales se les sigue rindiendo un tributo –a mi juicio innecesario dadas las circuntancias de crimen y homicidios, de guerra y pérdida de valores que vivimos a diario. ¿Pero queremos ver más muerte y sufrimiento del que ya vemos a diario? ¿Ser más brutales e indiferentes de lo que ya somos? Tal vez no, o iconscientemente sí. En cualquier caso, lo que sí logra la película es llegar a tal punto de violencia absurda que en sus últimos momentos ya era risible y la gente en la sala sólo se carcajeaba.