En la novela distópica 1984, George Orwell dibujó a una sociedad reprimida que era vigilada por un estado totalitario. En ella se esbozó lo que en la actualidad se conoce como el Big Brother, que sería el modelo para crear el famoso programa que en el año 2000 hizo su aparición y que simulaba a una entidad que lo podía ver todo, dentro de una casa a donde se metió a “personajes de la farándula” para ver en tiempo real la vida que ahí a dentro se vivía.
En la misma novela se habla de los "Ministerios de la verdad" que se encargan de manipular el ejercicio del arte en ese futuro totalitario. Las salas de arte son escenarios en donde todos los elementos están pensados para quien se meta ahí salga con una interpretación de lo que ahí ve. No es su libre opinión sino un acumulado de experiencias pensadas para que el espectador salga pensando de determinada manera.
Recordar la manera en la que el escritor inglés vaticinó en la ficción que la gente sería manipulada para no pensar recuerda un poco este juego inmersivo de InSpace llamado Akari donde se presentan a más de 15 artista contemporáneos que juegan con distintos elementos y símbolos de la cultura japonesa mediante la proyección de imágenes, multimedia e inteligencia artificial.
La exposición que se presenta en el InSpace busca darle un espacio de expresión a los nuevos artistas que manifiestan su obra por medio de tecnología digital. Su fin es que los espectadores experimenten esta invasión de sensaciones que buscan sorprender a quien se atreva a disfrutar la experiencia de vivir el arte con todos los sentidos.
En esta ocasión la experiencia que nos muestra Akari está integrada por el túnel inmersivo: Luz en movimiento que simboliza el camino para llegar a la ciudad del sol naciente, la cual está sembrada por luces y espejos que por medio de sus reflejos envuelven al visitante en los enigmas que crea la representación.
A continuación se llega al "Dragon Room", que en lo personal me pareció una de las más sobresalientes ya que hay una instalación LED suspendida que según sus creadores da vida a un dragón etéreo pero que más bien parece una supercomputadora que ve a los visitantes y cambia continuamente su forma, dejando entre ver la capacidad por medio de las luces suspendidas de poder demostrar a los visitantes que tan lejanos a la vida dentro de los simuladores y los hologramas no será en un futuro muy cercano algo tan imponderable.
En la tercer sala llamada, "Reflective Room: Espejismos inmersivos" que son proyecciones envolventes que dan muestra de la conexión que la cultura japonesa está encontrando entre la tecnología, la arquitectura y la naturaleza, donde resaltan puertas coronadas por lámparas que simulan lunas o solos, que atraviesan con estas imágenes los conceptos que nosotros mismos podemos tener entre la forma de ver un espacio y otra perspectiva más profunda que busca disfrutarlo desde una experiencia única.
La cuarta parada fue mi favorita y se llama "Infinite Room: Ola de sueños" en donde por medio de proyecciones y espejos puede hacer que el espectador experimente los contornos de los infinitos en las perspectivas. Este apartado esta comandado por unos artistas barceloneses llamados BoldTron que es el pseudónimo de los hermanos Xavier y Daniel Cardona, creadores especializados en el diseño 3D que crean imágenes echas por computadora, realidad virtual e inteligencia artificial. Lo que nos presentan son imágenes de robots que dentro de la cultura japonesa son los principales protagonistas de sus mangas como héroes que por medio de su tecnología salvan al mundo una y otra vez de los enemigos de la humanidad. Para ellos es necesario desprendernos de las ideas obsoletas que tenemos del futuro. Aseguran que ellos creen en el paleofuturo y explican que en los años cincuenta se creía que en nuestro futuro habría coches voladores e innovaciones que jamás llegaron y que por ello hay que tener en mente que el futuro es inescrutable y que finalmente no podemos imaginárnoslo y por lo tanto, tampoco predecir.
En el "Immersive Room: Exploraciones Sensoriales", somos testigos desde un punto de vista de la intervención de imágenes digitales con reales del vuelo de una lechuza que nos sorprende por la majestuosidad de la imagen y la intervención que los artistas hacen de ella dándole a la experiencia un aire a una composición natural expandida por los detalles digitales que le fueron agregados. En esta sala las proyecciones no solo están esparcidas por el salón que lo alberga, sino que hay proyecciones también en el suelo que hacen del lugar un sitio que se abre hacía cualquier punto y que expande la sensación del observador.
Finalmente, la experiencia a la que nos lleva Akari es a experimentar ese Japón que nos imaginamos, lleno de tecnología que no hemos comprendido y que seguiremos intentado entender, es una camino sembrado también por dudas, pues nos hace pensar cuáles serán los caminos del arte, cuáles los materiales que se permitirán y si ese campo en el que el arte y la tecnología se conjugan para llevarnos a un sitio muy parecido al de los videojuegos que hace sentir a sus jugadores en otro mundo, uno en el que los programadores ponen su propias reglas y crean a la vez sus propias experiencias, donde la interpretación personal no es que se convierta en una experiencia ciega y que necesitará de lentes sino que es una miríada de expresiones que los sentidos poco pueden entender porque su búsqueda es totalizadora y con pocas diatribas hacía la interpretación.
Un nuevo arte se asoma detrás, no es el que preocupó a George Orwell porque este nunca se imaginó que muchas de las cosas que escribió en su novela 1984 no llegarían a nuestra vida común y corriente por la obra de un estado autoritario, sino que se han vuelto una realidad a la que los individuos se han adherido por ocio o por moda, la forma más irreflexiva de entregar la libertad.
El recorrido lo podrás hacer de 11 am a 9 pm los días viernes, sábado y domingo de marzo a julio en Inspace, ubicado en la calle de Pestalozzi no 35, en la colonia Narvarte de la Ciudad de México.