Pergamino revela detalles sobre las últimas horas de Platón
Filosofía
Por: Alejandro Massa Varela - 05/06/2024
Por: Alejandro Massa Varela - 05/06/2024
Fue preceptor de Aristóteles, y Sócrates lo hizo nacer como filósofo o fue su alter ego, su personaje en obras como Fedro, Timeo, El banquete, Fedón o La república. De acuerdo con Platón, recordar de dónde venimos, contemplar el Bien como idea y utopía es despertar gracias al diálogo constante. Para el Premio Nobel y pionero de la física cuántica Wolfgang Pauli:
El hombre moderno, que busca una posición intermedia en la evaluación de las impresiones sensoriales y del pensamiento, puede, siguiendo a Platón, interpretar el proceso de comprensión de la naturaleza como una correspondencia, es decir, una congruencia de imágenes preexistentes de la psique humana con objetos externos y su comportamiento. El hombre moderno, por supuesto, a diferencia de Platón, considera las imágenes originales preexistentes tampoco como invariables, sino relativas al desarrollo de un punto de vista consciente, de modo que la palabra "dialéctica", que a Platón le gusta usar, puede ser aplicada al proceso de desarrollo del conocimiento humano.
Platón vivió entre los siglos V y IV antes de la era común, hace demasiado tiempo como para hacer imposible que vuelva a ser novedoso. Las reminiscencias de su vida no solo son filosóficas, sino históricas, una narrativa que tiene poco que ver con la inmortalidad, y más con recobrarlo del olvido de las personas, pero, sobre todo, redefiniendo la continuidad del tiempo conforme reaparece información. Uno de estos descubrimientos es un pergamino con una sobre cómo pasó su última noche uno de los filósofos o el filósofo griego más influyente.
Este texto es uno de los mil ochocientos rollos de papiro hallados en una villa de Herculano, posiblemente propiedad del suegro de Julio Cesar y escondida bajo capas de ceniza volcánica después de una erupción del monte Vesubio hace casi dos mil años. En 1750, un granjero habría sacado este testimonio de la pavesa seca, pero permaneció en el olvido por la imposibilidad de leerlo, junto a el resto de este acerbo documental conocido como la Villa de los Papiros. Sin embargo, una inteligencia artificial ha permitido hoy revelar sus secretos.
Los especialistas aseguran que fue de tal intensidad el calor de la oleada piroclástica de aquella erupción del Vesubio, entre cuatrocientos y quinientos grados Celsius, que los cerebros y la sangre de las víctimas habrían hervido instantáneamente, algo no muy distinto a lo que sufrieron los habitantes de Hiroshima y Nagasaki con el estallido de la bomba atómica.
Graziano Ranocchia, profesor de la Universidad de Pisa y cabeza de las investigaciones sobre este texto carbonizado, dio a conocer y explicó cómo se recuperó su contenido en la Biblioteca Nacional de Nápoles. La capacidad de identificar y realinear su orden textual ha sido un avance significativo, aunque aún insipiente, que será ejemplo para nuevas procesos de recuperación informática de la historia de la Antigüedad, recurriendo a la IA:
Gracias a las técnicas de diagnóstico por imágenes más avanzadas, finalmente podemos leer y descifrar nuevas secciones de textos del pasado remoto que antes parecían inaccesibles. Por primera vez, hemos podido leer secuencias de letras ocultas de los papiros que estaban envueltas en múltiples capas, pegadas entre sí a lo largo de los siglos, mediante un proceso de desenrollado utilizando una técnica mecánica.
Parte de la nueva información decodificada, a la que se ha sido posible acceder por primera vez, indica, por ejemplo, que Platón, a pesar de luchar contrala fiebre cerca de la muerte, habría conservado aun así la suficiente lucidez como para señalar a un músico su falta de ritmo. Habría fallecido escuchando a una esclava tracia hacer sonar una flauta. El texto también permite hacer correcciones, por ejemplo, que el filósofo fue vendido como esclavo en la isla de Egina, cuando los espartanos la conquistaron y poco después de la muerte de Sócrates, y no durante una estancia en Sicilia en la corte de Dionisio I de Siracusa.
Pero el descubrimiento más atractivo revela el presunto lugar de enterramiento de Platón, cerca de un jardín, adyacente al Mouseion, en la Academia de Atenas que fundó y, según muchos, la primera universidad del mundo. Hasta ahora solo se tenía noticia de que su último lugar de descanso se encontraba en un lugar no identificado en esta institución. La imagen de esta información parece adecuarse y dar color a estas palabras del autor del Timeo:
El tiempo es la imagen en movimiento de la eternidad.
Quienes estamos recordando hoy en día algo más sobre Platón estamos atrapados en el movimiento. ¿Es lo histórico o es lo eterno lo que parece aclararse gracias al trabajo de los investigadores? ¿Estamos contemplando la eternidad, fuera del tiempo, o la Historia, una versión de un presente que ya no es el nuestro? Quizá son las dos cosas volviendo a versionarse, un amor por la sabiduría que también está en las escenas de una vida.