Aunque muchas personas todavía tienen la idea de que los videojuegos son malos, promueven la violencia y afectan la calidad de vida de quienes los juegan, cada vez existe más evidencia de que –cuando se les usa con moderación y sin caer en comportamientos adictivos– los videojuegos pueden ser herramientas que contribuyen al bienestar de las personas, incluida la salud mental.
Con esta idea en mente surge DeepWell Digital Therapeutics, una nueva compañía que tiene como objetivo desarrollar y distribuir videojuegos enfocados en el cuidado de la salud física y mental, pero con el componente de entretenimiento y popularización que caracteriza a los títulos más consumidos por los usuarios; es decir, buscan alejarse de la idea de que aquello que es benéfico para la salud es aburrido.
El proyecto fue creado por Mike Wilson, cofundador de Devolver Digital, quien ha estado involucrado en la publicación de más de 100 juegos, y Ryan Douglas, fundador y ex CEO de la empresa internacional de dispositivos médicos Nextern.
Ambos se conocieron durante la pandemia y, al intercambiar puntos de vista desde sus respectivas áreas, coincidieron en que los videojuegos pueden ser un elemento que ayude a las personas a cuidar y mantener su salud mental, pero estos juegos “saludables” deben ser también divertidos, como lo son los juegos más populares de las diferentes plataformas. Además, deben ofrecer temáticas diversas, pues las personas son tan diferentes como las cosas que les resultan atractivas y divertidas.
Wilson, por ejemplo, ha visto de primera mano los numerosos beneficios que brindan los videojuegos, especialmente en cuanto a la salud mental, pues recibió cartas de todo el mundo sobre cómo Fall Guys, publicado por Devolver, ayudó a disminuir la depresión de las personas durante el confinamiento más estricto, mientras que en su propia casa vio a su hijo jugar con sus amigos durante ese periodo, socializando y divirtiéndose incluso cuando no podían verse en persona.
Por otro lado, desde la perspectiva de Douglas, aunque muchas compañías médicas y de bienestar han creado juegos y aplicaciones enfocadas en el cuidado de la salud física y mental, estas fracasan porque no resultan divertidas.
Por ello, lo que busca DeepWell es crear juegos que sean entretenidos y al mismo tiempo ofrezcan beneficios para la salud y el bienestar, a la par de ayudar a los usuarios a sanar a través de experiencias divertidas e inmersivas. Adicionalmente, quieren ayudar a otras empresas desarrolladoras a identificar, entre los videojuegos que ya tienen, los que cuentan con un valor terapéutico.
Para ello, la compañía basará su trabajo en las diversas investigaciones que ya existen en torno a los videojuegos y la salud mental y contará con el apoyo de un equipo de más de 40 creadores, diseñadores de juegos, científicos e investigadores médicos líderes en la industria, quienes trabajarán en conjunto para definir y regular los principios básicos del diseño de juegos terapéuticos.
Douglas comentó que planean crear videojuegos que se vean, se sientan y se jueguen como entretenimiento puro, pero que incluyan potentes terapias digitales que se alinean con los mecanismos de recompensa neurológicos.
“DeepWell une el entretenimiento y la ciencia médica para aprovechar el hecho comprobado de que los videojuegos pueden ser buenos para ti”, dice Wilson. Agrega que la compañía incluirá juegos beneficiosos para el bienestar mental y físico, pero el énfasis estará en la salud mental, sobre todo debido a la tendencia que se ha dado los últimos años –especialmente debido a la pandemia–, relacionada con el preocupante incremento en padecimientos como la depresión y la ansiedad.
Además, explica que su compañía no pretende reemplazar a terapeutas ni expertos en salud mental, sino brindar un apoyo adicional a los tratamientos; por lo tanto, se enfocarán en crear títulos que ayuden con condiciones de salud mental leves y moderadas.
La compañía ya trabaja en su primer videojuego, que será estrenado en 2023, según informó la compañía. Además, esperan valerse de la distribución digital para que sus títulos sean asequibles y accesibles para cualquier persona con conexión a internet, sin importar en dónde se encuentre.
Imagen de portada: Sigmund / Unsplash
