Es bien conocida y reconocida en el mundo la enorme riqueza natural y cultural de México. Desde las imponentes Barrancas del Cobre en Chihuahua hasta el Cañón del Sumidero en Chiapas, todo el territorio mexicano está lleno de lugares místicos e increíbles que atraen a los más aventureros.
Por eso, en esta nota te recomendamos las 5 cascadas más increíbles de México que también son de las más hermosas del planeta.
Este Parque Nacional es conocido por la caída de agua que le da su nombre y es la segunda más alta del país (después de la cascada de Piedra Bolada, localizada en este mismo parque). El Parque es famoso por sus bellezas naturales, entre las que destacan sus abundantes bosques, poblados principalmente por especies de pino y encino en las partes altas, así como numerosos arbustos en la parte baja, especialmente acacias, alisos o aile y algunas especies de agave.
Sobre el mirador que hay al descender a la barranca se tiene una vista impresionante del lugar, así como de la fabulosa profundidad de las paredes de la barranca, superior a los mil 600 metros y cuya inclinación es de una increíble verticalidad.
Sus 27 metros de caída natural de agua semejan la cola de un equino, lo que da una belleza singular a sus aguas cristalinas que descienden desde la Sierra Madre Oriental dentro del Parque Nacional Cumbres. Aledaño a Cola de Caballo hay un bungee de 70 metros que es uno de los más altos de México, donde los amantes de la aventura pueden gozar de la adrenalina al máximo. Otra opción es el Canopy, para recorrer en tirolesas aproximadamente unos 600 metros entre las copas de los árboles con la ayuda de arneses especiales, una polea y cable en tensión.
La cascada de Tamul, localizada en el municipio de Aquismón, en la región de la Huasteca, es considerada por muchos la joya de las cascadas potosinas. Tamul significa “lugar de cántaros” (en lengua teenek) y esto quizá se deba a que los antiguos habitantes de la Huasteca imaginaban que los dioses, utilizando este tipo de utensilios de barro, eran quienes vertían con gran fuerza el líquido vital sobre los ríos dando forma a esta cascada. Con su impresionante caída de 105 metros de altura, en época de lluvias alcanza a dibujar una cortina ¡de casi 300 metros de ancho!
La mejor temporada para visitar la cascada de Tamul es de octubre a mayo, cuando las lluvias torrenciales han dejado de revolver las aguas de los ríos y las cascadas retornan a sus famosas tonalidades azul y azul-turquesa.
El nombre del Salto de Eyipantla, cuyo nombre proviene del náhuatl, significa “salto de tres chorros”. Es una majestuosa cascada de 40 metros de ancho y 50 metros de alto. El mirador principal es uno de los preferidos por los turistas; está ubicado casi al inicio del recorrido, a un costado de la cascada. Para llegar a él debes pasar por un puente colgante y un conocido lugar famoso por sus tegogolos (por si quieres probarlos) y, estando ahí, podrás apreciar la caída del agua.
El río Busilhá nace en la confluencia del río Lacantún -que viene de la zona sur de la Selva Lacandona- con los ríos Pasión y Salinas -que nacen en la región noroeste de Guatemala-. Su cauce se extiende a lo largo de poco más de 80 kilómetros desde la meseta del Lacandón, en la zona denominada El Desempeño, corre por varias comunidades hasta encontrar su fin en el Usumacinta, al igual que otros ríos de esta red hidrológica.
Un recorrido por la región norte de la selva da cuenta de su historia reciente: grandes terrenos abiertos a la ganadería y a la agricultura, basada en la siembra de maíz y chile. Entre estos y las orillas de los ríos hay vegetación característica de la zona, como cedro rojo, caoba, jovillo, bejucos y una variedad de palmas.