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Entre los beneficios de poseer menos bienes materiales está la reducción de los niveles de cortisol

Hay ocasiones en que la vida nos obliga a aprender a desapegarnos de los bienes materiales. A veces sucede mediante mudanzas hacia otro país, catástrofes naturales o grandes rupturas maritales; pero en otras, al buscar una manera de hallar un mayor bienestar general, se decide adentrarse en un mundo minimalista dentro del hogar.

Entre los beneficios de poseer menos bienes materiales está la reducción de los niveles de cortisol. Esto ha sido comprobado en un estudio de UCLA, en Estados Unidos, en donde se descubrió que el cerebro que se enfrenta a una sobreestimulación visual debido al exceso de objetos en el hogar, suele sobrecargar los corpúsculos sensoriales y en consecuencia causar una constante sensación de estrés. En los resultados de otra investigación, liderada por el Princeton University Neuroscience Institute, se explica que un campo visual con múltiples estímulos limita la habilidad de procesar la información e incrementa la posibilidad de distracción. En otras palabras, el estilo de vida de mayor orden en el hogar permite un mayor orden en otros procesos personales, como la toma de decisiones en torno a relaciones, actividades o carrera. Es decir, un hogar minimalista –e incluso el proceso de convertirlo en uno– nos ayuda a ser más críticos a la hora de tener que elegir qué tipo de trabajos aceptamos, qué tipo de relaciones queremos gozar, o qué camino profesional seguir a corto, mediano y largo plazo.

Sin embargo, ¿cómo llevar a cabo un estilo de vida con menor cantidad de bienes materiales? Según la gurú japonesa Marie Kondo, hay cinco maneras o pasos a realizar para limpiar el exceso en el hogar:

– Visualizar un compromiso con el desapego. Como si se tratase de un vínculo amoroso que requiere un trabajo y constancia a lo largo del tiempo, el desapego necesita un compromiso durante el resto de la vida.

– Imaginar un estilo de vida ideal. Imaginar desde el tipo de casa en que se desea habitar hasta la manera en que se desea vivir, facilitará el proceso para un estilo de vida minimalista. Se trata de un momento de adaptación.

– Empezar a planificar hacia dónde se enviarán los objetos de los que te desharás. Antes de ir directamente hacia los botes de la basura o comprar cajas de cartón para guardar los objetos, considera si algunas de las cosas pueden donarse, regalarse o reciclarse.

– Liberar espacio por categoría, no por ubicación. Recolectar aquellos objetos en el hogar en función de su categoría, como libros y zapatos, ayudará a tomar mayor conciencia en torno a lo que se posee. Esto, de manera inmediata, brinda un mayor sentido de control y autodominio.

– Identificar lo que se queda y lo que se va. El principal filtro es escoger aquello que brinde una oleada de alegría en el instante en que se vea; de lo contrario, lo mejor es dejarlo ir.

Empezar a desapegarse permite observar de manera más objetiva las necesidades: ¿qué es lo que realmente necesito en mi vida?, aquello que necesito, ¿realmente me brinda felicidad y plenitud?, ¿estoy en el lugar adecuado y necesario para mi crecimiento y mejoría? Estas son, en general, cuestiones que brindan analógicamente un sentido de orden y alivio.