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Más allá del binomio masculino/femenino, Indonesia reconoce 5 géneros diferentes

AlterCultura

Por: Jimena O. - 07/26/2016

Entender el género como una construcción social que es móvil y flexible nos permite atisbar la subjetividad humana en su fantástica complejidad

La teoría de género nos ha mostrado que "masculino" y "femenino" no son las dos mitades de las que se compone la humanidad sino más bien los puntos --siempre extremos e ideales-- de un performance, de un ejercicio del género que cada persona en cada cultura realiza como parte de la vida social en comunidad. En ese sentido, se dice que los hombres y mujeres cisgénero (aquellos que se identifican con el sexo asignado al nacer) son sólo dos posibilidades entre muchas de ejercer el género.

Una diferenciación importante que hay que hacer al hablar de este tema es la diferencia entre sexo, sexualidad y género. Mientras que el sexo es asignado genéticamente durante la gestación humana (cromosomas XX para mujeres, XY para hombres) y determina los órganos sexuales que presentamos al nacer, la sexualidad se refiere a los cuerpos que nos producen emoción sexual, y género es la expectativa de una sociedad respecto al ejercicio del sexo y la sexualidad.

Sharyn Graham Davies, profesora asociada de la Universidad Tecnológica de Auckland en Australia, ha investigado la forma en que sociedades no occidentales construyen el género a través de instancias como el vestido, la manera de caminar y el habla. Indonesia, en el sureste asiático, es un país curiosamente tolerante con las políticas de género, y reconoce legalmente cinco géneros distintos.

Graham lleva muchos años estudiando la cultura bugi, el grupo étnico más grande de Indonesia, con 3 millones de habitantes, en su mayoría musulmanes. En su idioma, los cinco géneros se construyen combinando los aspectos masculino y femenino, y cuentan con reconocimiento legal: 

makkunrai - mujer femenina

oroani - hombre masculino

calalai - hombre femenino

calabai - mujer masculina

bissu - "sacerdotes transgénero"

A decir de la investigadora, los géneros para los bugi no son privativos sino flexibles. Pensar el género como un espectro variado y en constante evolución nos permite salir de la ideología binaria masculino/femenino, además de producir y aceptar subjetividades mucho más complejas que no se integran en este binomio. Aún más, esta investigación nos revela que el género es una construcción social que puede ser modificada y aceptada por el colectivo con el fin de permitir que cada integrante de la sociedad se desarrolle de la mejor manera posible, o al menos sin tener que asimilarse forzosamente a alguna de las dos categorías claramente diferenciadas.