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Profesor de Harvard reinterpreta el sueño de Chuang Tzu y desaconseja "aceptarte tal como eres"

Filosofía

Por: Jimena O. - 06/08/2016

Aceptarse a uno mismo suena bien en los manuales de superación personal, pero en realidad esto sería un impedimento para encontrar y reconocer tus propias fallas

Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.

"Aceptarnos tal como somos" es uno de los mayores lugares comunes de la ideología new age pero, según el profesor Michael Puett de la Universidad de Harvard, esto podría impedirte reconocer y mejorar en tus áreas de oportunidad. Puett es especialista en filosofía china, y en una entrevista con Quartz habló de cómo esta ola de autoaceptación en realidad sería negativa para el desarrollo personal, pues para el confucionismo la clave está en aceptar el cambio, incluido el que ocurre en nosotros mismos.

"La presunción común que muchos de nosotros hacemos sobre el ser es que nuestra meta como individuos es buscarnos en el interior, encontrar nuestro verdadero ser, y tratar de ser tan auténticos y leales a nosotros mismos como podamos. Pero esto asume que nuestro ser es estable", afirma.

Y es que la tradición filosófica china destaca el ser más como un producto desordenado de hábitos que se van reproduciendo a lo largo de la vida, y no como una esencia estable que debemos proteger y procurar. Eso que llamamos "personalidad" erróneamente, es el resultado de la recurrencia (o necedad) en ciertos hábitos del carácter; aceptar todas esas pequeñas fallas, como aconsejan los gurús motivacionales, nos impediría superar los hábitos nocivos en pos de unos mejores.

El consejo de Puett es hacer como Chuang Tzu y tratar de promover pequeños cambios cotidianos que nos liberen de los peligros de las identidades fijas e inamovibles; podemos "comenzar utilizando ligeros cambios en el tono de voz, observar a la gente de forma ligeramente distinta. Cuando hacemos esto, nos damos cuenta muy pronto de cómo somos criaturas de hábitos". De ese modo, el sueño de Chuang Tzu nos enseña que el filósofo bien puede cuestionar su "esencia" y preguntarse si realmente es él quien sueña ser una mariposa o si todo lo que conoce no es más que el fugaz sueño de una mariposa.

No se trata de juzgarnos severamente a nosotros mismos, sino de aprender que el ser mismo es cambio: "nuestra noción del ser radical, libre, individual y verdadero al cual siempre debemos ser sinceros y auténticos es de hecho muy poco común en la filosofía". Anclarnos a una noción prestablecida y supuestamente auténtica de "nuestro ser" en realidad nos impide aceptar el cambio como la condición de todo lo existente, de lo cual formamos parte.