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Un mapa de la consolidación de las grandes zonas urbanas del mundo, entidades que amenazan con suplantar en importancia a las naciones

En su nuevo libro Connectography, el autor Parag Khanna argumenta que existe un giro global hacia la concentración en grandes cúmulos urbanos que en cierta forma desplazarán a las naciones como centros de poder económico, gobierno y atracción turística. Como sabemos, la tendencia a dejar el campo para irse a vivir a las ciudades parece ser irreversible y grandes megalópolis están convirtiéndose en poderosas entidades. Khanna visualiza está tendencia al alza y habla ya de concentraciones como la gran zona californiana de Los Ángeles-San Francisco, la cual incluye a Silicon Valley y puede considerarse una potencia mundial por sí sola.

La tesis esencial de Khanna es que estas ciudades pueden compararse en importancia con países enteros, debido a que "la conectividad es más importante que el tamaño".

Las ciudades que se incluyen en su mapa tienen la característica de representar buena parte del producto interno bruto de la nación a la que pertenecen, además de "jugar un rol" como un "boyante centro global". En 2025 estas ciudades operarán ya como nodos semiautónomos y ejercerán un papel de primer orden en el mapa político global. 

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En Estados Unidos, por ejemplo, el "corredor Boston-Nueva York-Washington y Los Ángeles-San Francisco aportan alrededor de la tercera parte del total de la economía del país. Asimismo tenemos monstruos como la Ciudad de México que, en conjunto con su área conurbada, tiene más población que todo Australia, o la megalópolis Tokio-Nagoya-Osaka, que significa dos terceras partes de la población de Japón.

En total estas urbes concentran 75% de las compañías más grandes del mundo y son, según Khanna, una especie de Formula Uno que recluta y absorbe el talento de otras partes para comprimirlo en estos enormes cúmulos de capital humano y económico. 

En su novela Snowcrash, el autor de ciencia ficción Neal Stephenson imaginó una humanidad en la que las ciudades y las corporaciones que las dominan son más poderosas que los países. Quizás algo así suceda y una confederación Google-Facebook en California podría convertirse en una entidad de injerencia geopolítica de primer orden. 

Después de conocer esto, el lector tal vez sienta una urgencia natural de alejarse de la ciudad y recluirse en el campo, como un acto de diversidad y sanidad fuera de la uniformidad globalizada.