*

A través de la historia, los cambios tecnológicos han tenido un fuerte impacto en cómo vivimos y pensamos. El uso irreflexivo de estas tecnologías podría tener consecuencias terribles para nuestro futuro

La tecnología se ha desarrollado bajo la premisa de que simplificará todos los aspectos de nuestra vida haciéndola más cómoda, sencilla y llevadera, pero esto no necesariamente es así. De hecho, la tecnología podría estarnos afectando negativamente más de lo que pensamos, y la posibilidad de una ulterior simplificación de nuestra existencia a través de la automatización podría tener consecuencias graves. 

En la década de los años 60 Marshall McLuhan ya había  dejado claro que los medios no son canales de información pasivos. ¿Pero qué tanto afectan los medios o las innovaciones tecnológicas la manera en la que procesamos el mundo que nos rodea y cómo nos relacionamos con él? De acuerdo con el autor Nicholas Carr, tenemos muchas razones para preocuparnos. Primero que nada en cuanto a la simplificación de nuestra existencia: la realidad es que las personas necesitamos retos, ya que a través de ellos adquirimos habilidades físicas y  cognitivas. Además, en el camino de intentar superar las dificultades afina nuestros talentos y nos ayuda desarrollar perseverancia, paciencia y algunos dirían que también carácter. 

Por otro lado, en su ensayo ¿Está Google haciéndonos estúpidos?, Carr ha tocado el tema de cómo la tecnología con la que interactuamos moldea la forma en que pensamos y nos relacionamos con el mundo y nuestro trabajo. Carr cita a Friedrich Nietzsche, quien dijo haber notado un cambio en su forma de pensar y transmitir sus ideas tras haber adquirido una máquina de escribir. Durante mucho tiempo se pensó que nuestras estructuras cerebrales eran fijas, pero el descubrimiento de la neuroplasticidad ha dejado claro que, por el contrario, nuestras estructuras cerebrales son flexibles y adaptables y asimismo se ven influenciadas por nuestros hábitos. Esto explica por qué la popularidad de la red así como su eficiencia, rapidez y facilidad podrían estar íntimamente relacionadas con una drástica reducción de los períodos de atención de las personas, a la par de su capacidad de concentración, entre otras cosas. 

Además, mientras que los humanos sufrimos estos rezagos congnitivos, las máquinas cada vez son más rápidas y eficientes. En palabras de Carr: "Los seres humanos se han vuelto obsoletos frente a la velocidad en la que las computadores pueden comprar y vender instrumentos financieros". 

Por otro lado, las máquinas no sólo nos superan en sus habilidades en la bolsa, también podrían tomar el control de las guerras, pues el uso de drones en los conflictos armados va en aumento. Y la velocidad de procesamiento de las máquinas para tomar decisiones nos excede. Uno de los pronósticos sombríos en este campo es que llegará el punto en que los humanos no podrán ir a la par de la velocidad de las máquinas y ellas quedarán al mando. ¿Deberíamos dejar vidas humanas, la economía y los poderes bélicos en manos de robots? 

Puede ser que el desarrollo tecnológico sea imparable, pero necesitamos mantener una actitud crítica con respecto a su uso. Dejar decisiones críticas en manos de robots podría llevar a un proceso de deshumanización de todas las áreas de nuestra vida en las que los valores de eficiencia y rapidez sean puestos por encima de los cuestionamientos éticos. 

 

También en Pijama Surf: La enfermedad de la ignorancia, la epidemia de nuestros días