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Epigenética: cómo nuestra salud y nuestros traumas se heredan de padres a hijos

Ciencia

Por: Luis Alberto Hara - 03/25/2016

La fascinante ciencia de la epigenética explicada (o cómo se inscriben tus experiencias en tus hijos)

En los últimos años la epigenética ha demostrado que nuestra concepción de la herencia como solamente limitada al ADN es errónea, ya que es posible transmitir experiencias a nuestros hijos, las cuales no se inscriben en el ADN. El siguiente video muestra con un sencillo ejemplo cómo funciona la epigenética. En el caso de una serie de ratas de laboratorio que recibieron electrochoques cuando eran expuestas a acetofenona, las siguientes generaciones también desarrollaron neuronas sensibles a este olor frutal, transmitiendo así su experiencia del temor a esta señal, algo que evolutivamente podría ser muy útil.

La génetica como la concocíamos decía que características como la memoria, las cicatrices, los músculos (experiencias, aprendizajes), no se transmiten, sólo el ADN, ya que no se inscriben en él. Sin embargo, los investigadores han notado que estas experiencias cambiaron genéticamente a las siguientes generaciones, si bien no en cuanto al ADN sino en cómo el código se lee, en cómo se activan los genes, lo que se llama etiquetas epigenéticas, una especie de switch que activa o apaga ciertos genes (en el caso de las ratas, dichas etiquetas modificaron las células espermáticas). En los últimos años se ha descubierto que la relación entre los genes y el medio ambiente es más importante que la presencia de genes individuales.

Un caso famoso con humanos fue documentado en Överkalix, Suecia. Para el asombro de los científicos, niños que habían vivido temporadas de escasez en las cosechas tuvieron una descendencia mucho más sana que aquellos que habían vivido temporadas de abundancia: menos diabetes, mayor longevidad, etc.

El doctor Bygren, autor de la investigación, concluyó, eliminando factores socioeconómicos, que de alguna manera los pobladores de Överkalix estaban transmitiendo experiencias a sus hijos y nietos. Lo anterior sugiere que no sólo pasamos nuestros genes sino también un aspecto cualitativo de nuestra existencia, incluyendo nuestra salud o algunos factores a los cuales hemos acostumbrado a nuestro cuerpo.

Asimismo, este estudio mostró que los traumas que vivimos pueden ser transmitidos hasta por dos generaciones a través del esperma. 

Sin duda, todo esto nos deja pensando en las sutilezas de los mecanismos de herencia y en cómo cada uno de nuestros actos moldea a las siguientes generaciones y afecta su facilidad o dificultad para adaptarse a las condiciones de la existencia. 

 

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