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¿Beber para recordar? En ciertos casos, el alcohol pude hacer que recordemos lo que de otra forma nos sería más difícil guardar en la memoria

Una buena memoria es quizás el signo más claro de inteligencia, y a lo largo de la historia el ser humano ha desarrollado complejos sistemas para mejorar esta facultad --los más "memorables", quizás, fueron el arte de la memoria de Giordano Bruno y el teatro de la memoria de Giulio Camillo. Uno no pensaría incluir al alcohol como un elemento o un truco que permite aumentar esta facultad, sino más bien lo contrario: asociamos al alcohol con el olvido y la obnubilación. Ciertamente hay algo de esto, pero en algunos casos beber alcohol puede hacernos recordar cosas que de otra forma serían más difíciles de rememorar. Esto es debido a lo que se conoce como memoria dependiente del estado o memoria del estado específico.

El neurocientífico Dean Burnett escribe:

El contexto externo ayuda a recordar una memoria; tienes más posibilidad de recordarla si te encuentras en el mismo ambiente en el que la memoria fue adquirida. Pero, y esto es lo genial, esto también aplica al contexto interno, o estado, por eso el recuerdo dependiente del estado. Para decirlo de manera sencilla, las sustancias como el alcohol o los estimulantes o cualquier cosa que altere la actividad del cerebro traen un estado neurológico específico.

Este estado neurológico específico se codifica junto con el contenido de la memoria. Por ejemplo, es más fácil que nos acordemos de algo que pensamos cuando estábamos en la cocina preparando la cena si regresamos a la cocina y hacemos lo mismo, y lo mismo ocurre --como un medio ambiente interno-- cuando bebemos una cerveza y pensamos en algo: nos será más fácil recordarlo si bebemos una cerveza también..

Las memorias van reforzando las memorias en espirales ascendentes y descendentes conforme a su propio código mnemónico. "Si aprendes algo cuando estás de mal humor, es probable que lo recuerdes luego cuando estás de mal humor otra vez". Lo mismo puede aplicar a un estado de ánimo positivo, lo cual abre la puerta a una disciplina del reforzamiento de la memoria como método para el desarrollo personal.

Burnett explica que en ciertos casos un vaso de vino puede mejorar la memoria --por ejemplo, si nos queremos acordar de lo que nos dijo una persona cuando bebimos vino con ella. Pero esto no significa que sea recomendable beber para recordar (contrariamente al famoso dicho de "beber para olvidar"), especialmente porque si lo hacemos seguido ya no podremos rememorar nada cuando no estemos borrachos. Pero sí tiene una aplicación un poco más sana para el café o para algunos hábitos de estudio, por ejemplo estudiar mascando un chicle y mascar un chicle durante un examen. 

El doctor Ernest Lawrence Rossi escribe sobre la memoria dependiente del estado:

La naturaleza fundamental de toda experiencia fenomenológica es dependiente-al-estado. La aparente continuidad de la conciencia que existe en la vida cotidiana es en realidad una ilusión precaria hecha posible por las conexiones asociativas que existen entre pedazos de conversaciones y la orientación de nuestras tareas, etc. Todos hemos experimentado las amnesias instantáneas que ocurren cuando nos vamos demasiado por una vía tangente por lo que "perdemos el hilo del pensamiento" u "olvidamos lo que ibamos a hacer", etc. Sin estos puentes asociativos que conectan los flujos mentales, la conciencia se desmoronaría en una serie de estados discretos con poca contigüidad como resulta aparente en nuestra vida onírica.

Si quieres conocer más sobre la memoria dependiente del estado y cómo puedes aplicarla a tu vida cotidiana, lee el siguiente artículo: "¿Quieres reprogramar tu mente y ser feliz? Tienes que saber qué es la memoria dependiente del estado".