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La nueva era de la robótica social empieza a introducirse a la fuerza laboral

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Nadine es una robot que trabaja como recepcionista en la Universidad Tecnológica de Nanyang, en Singapur. Pese a su inquietante rostro humanoide, Nadine está programada para ser amable y hace un buen trabajo. Cuando alguien llega a la universidad, le da la bienvenida e incluso recuerda a las personas que han venido antes (y sus conversaciones pasadas); al saludar, sonríe, mira cálidamente a los ojos y puede estrechar la mano.

Nadine es la doppelgänger de la profesora Nadia Thalmann (de quien no sabemos si tenga pesadillas con su socia). Se considera que, en un futuro, robots sociales como Nadine podrán desempeñar el papel de asistentes personales en oficinas y hogares. También podrán acompañar a ancianos y a niños, simulando el contacto y el cuidado personal tan necesarios. Además, Nadine tiene la función de hacerse virtual y puede convertirse en una compañera o asistente virtual, ofreciendo oportunos recordatorios en una pantalla.

Este tipo de robots funcionan con un software similar al de Siri y tienen su propia personalidad, estado de ánimo y emociones, aunque suponemos que con una gama reducida y predecible. 

El rostro de Nadine quiere insinuar una sonrisa pero, al parecer, en 2015 se sigue adivinando cierta tristeza en los replicantes.