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Los hongos expulsan esporas al ambiente que siembran las nubes, y así aseguran la existencia de nuevas generaciones

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Los hongos son una especie maravillosa, con su propio reino en el árbol de la vida. Entre animales y plantas, estos  antiquísimos organismos que surgieron hace más de 1.3 mil millones de años han sido celebrados por la religiones más antiguas, encumbrados a inteligencias astrales por modernos antropólogos (como Terence McKenna) y considerados la clave para salvar al planeta por un micólogo como Paul Stamets.

Un estudio reciente publicado en la revista PLOS ONE descubrió que los hongos son capaces de "sembrar" las nubes para producir lluvia y de esta forma asegurar su supervivencia como especie, en un astuto mecanismo de retroalimentación. La investigación mostró que los hongos maduros desprenden esporas que luego resultan en lluvia. Como es sabido, los hongos a su vez se forman a partir de la humedad.

Nicholas Money, uno de los autores del estudio, señala: "Podemos ver grandes gotas de agua crecer mientras se condensa el vapor en la superficie de la espora de un hongo. Ninguna otra cosa funciona así".

Si bien el yoduro de plata puede también producir lluvia, lo hace a través de un proceso contaminante, lo cual no ocurre con los hongos. El reino fungi juega también un papel primordial en la vida de los bosques, al descomponer los tejidos vegetales y reciclar los nutrientes. A esto se suma la lluvia. "Sin hongos  no hay bosques, y sin bosques los seres humanos no habrían evolucionado", señaló Money. Nunca desestimes el nivel de interconexión entre todas las cosas.

El antropólogo británico Robert Gordon Wasson consideraba que el hongo amanita muscaria era el "rey Soma", el dios al cual se refieren los antiguos Vedas.

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