*

¿Puedes navegar por el puente invisible entre los sueños y el despertar, entre los secretos de Oriente y Occidente?

tibetan-dream-yoga-feature

En los últimos años, de la mano de películas como Waking Life o Inception, los sueños lúcidos se han popularizado, sobre todo bajo la premisa de ser un vehículo para “hackear la realidad”. Sin embargo, controlar y explorar conscientemente los sueños es una disciplina milenaria. En el Tíbet, por ejemplo, el yoga de los sueños se ha practicado durante siglos y se concibe como una herramienta que favorece el despertar de la ilusión mundana.

Entre los pioneros de esta disciplina que han construido puentes entre tradiciones orientales o tradiciones esotéricas (como ocurre con Carlos Castaneda) podemos citar a Charlie Morley, quien fue formado en la tradición del budismo tibetano y recibió la autorización de su maestro Lama Yeshe Losal Rinpoche para enseñar este yoga onírco en Occidente.

En años recientes se han desarrollado numerosas técnicas para cobrar conciencia durante el sueño (de que se está soñado) y así poder maniobrar el flujo onírico, desde la famosa máxima de Castaneda de observarse las manos dentro de un sueño como detonador, hasta aparatos que emiten una señal al cerebro en los momentos de  movimientos oculares rápidos (REM en inglés). El acercamiento de Morley es más integral: busca desarrollar un estado meditativo de alerta en el presente (mindfulness) para salvar la brecha entre distintos estados de conciencia (se dice que los monjes tibetanos más avezados no pierden la conciencia al momento de dormirse). 

Morley señala que los sueños lúcidos no se tratan solamente de vivir supremas fantasías –como la multicitada de tener sexo con supermodelos volando en el cosmos— sino de una consolidación de un estado sutil de conciencia. “Dentro del budismo tibetano el sueño es visto como un ‘sueño dentro de un sueño’ porque el mundo de la vigilia es la ilusión compartida principal". La razón por la que entrenamos los sueños lúcidos es para algún día poder hacer lúcido este sueño compartido del mundo de la vigilia.

A fin de cuentas la meta es fusionar el mundo de la vigilia con el mundo de los sueños en un continuum indiviso, unidad perceptual desde un centro, como un ojo que lo ve todo y que nunca parpadea.