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5 ideas para crear un trabajo a tu medida (incluyendo razones para renunciar a él)

Por: Luis Alberto Hara - 07/09/2015

La diferencia entre un trabajo donde realizas tu verdadera vocación y uno meramente instrumental es enorme a largo plazo, y determina la forma en que recordarás en el futuro tu propia vida

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El cuerpo humano no es una máquina, a pesar de que pueda programarse: nuestro cuerpo aprende de nuestros hábitos, pero también cuenta con sus propias prioridades. En términos laborales, esto puede ser un problema o una herramienta. ¿Cómo permanecer despierto en juntas, cómo ser creativo y brillante, tener ideas inspiradoras y no sentir que tu trabajo es solamente una fuente de ingresos para cosas que no necesitas realmente? Aquí algunas ideas:

1. Hazte una idea clara de tu progreso

Los trabajos se vuelven mecánicos cuando nos comportamos como máquinas. Una forma de mantener la frescura laboral proviene de la gratificación de hacer progresos significativos, es decir, de estar aprendiendo o recibiendo retroalimentación sobre tu trabajo. En un estudio de la Harvard Business School se recolectaron 12 mil entradas de diarios de 238 empleados, tratando de comprender lo que constituye un buen día laboral. No se trata del horario, del dinero ni de los colegas: la mayor motivación para levantarse a hacer el trabajo era "realizar progresos en trabajos significativos". Un trabajo sin sentido nos zombifica.

2. Hazlo a tu medida

Tu CV dice lo que has hecho, pero si pudiera existir un documento que diga lo que no has hecho todavía, ¿qué pondrías? Más allá de las responsabilidades propias de un puesto o área, se trata de la manera en que personalizas tu trabajo para que sea realmente "tuyo". Personalizar tu trabajo no es lo mismo que hacer lo que tú quieras: según Amy Wrzesniewski de la Yale School of Management, los trabajadores que son más felices en sus trabajos a menudo son los que modifican ligeramente la dinámica laboral "para adecuarse a sus motivos, fuerzas y pasiones", lo que a veces se realiza sin tomar en cuenta la opinión del empleador. Mientras hay variables como el salario o la ubicación que requieren negociaciones delicadas, aspectos como los lapsos de concentración, el tiempo que dedicas a cada tarea o la manera en que te involucras emocionalmente con tus compañerxs son determinantes para tu experiencia laboral.

3. Haz amigos

Considerando que pasamos más tiempo con nuestros compañeros de trabajo que con nuestra propia familia (!), lo mejor es tratar de tener buenas relaciones laborales. Un estudio de la organización Gallup incluso sugiere que los empleados que tienen buenos amigos son hasta siete veces más comprometidos con sus trabajos. Esto se debe a que en gran medida el trabajo sigue siendo una actividad social, en la que estamos rodeados de gente diversa, de la que en el mejor de los casos podemos aprender. Si además existe gente en la que puedes confiar a nivel personal, tu trabajo será mucho más sencillo.

4. No temas cambiar de vida

Un gerontólogo de la Universidad de Cornell entrevistó a miles de personas en edad de jubilación acerca de diversos aspectos de sus vidas, especialmente el trabajo. Según la investigación, uno de los consejos que más se repiten es el de abandonar lo antes posible los trabajos que detestas. Pasar años y años en un empleo sin futuro es la receta para tener una vida amargada. Hacer cambios radicales en nuestras vidas (especialmente en lo que concierne a ingresos y economía) siempre da miedo, pero lo verdaderamente aterrador es vivir una vida que no es acorde a tus deseos y necesidades. 

5. Conoce tus motivos

Una encuesta entre más de 10 mil hombres y mujeres egresados de la prestigiosa academia militar de West Point demostró la importancia de la vocación real contra las aspiraciones materiales. Investigando las cartas de motivos, se dividió a los aspirantes en dos grupos: los de motivos "instrumentales" eligieron West Point para impulsar su carrera militar y los de motivos "internos", porque llegaron con el ideal de servir a su país o ser líderes efectivos. Evaluando la carrera de los cadetes con respecto a sus aspiraciones iniciales, los investigadores se dieron cuenta de una interesante paradoja: aquellos cadetes con mejores carreras (mayor "éxito") eran los que tenían motivaciones internas y personales, mientras los que entraron por motivos instrumentales no tuvieron carreras tan sobresalientes.

La receta para el éxito, al menos de la perspectiva laboral, parece ligada más bien a motivaciones personales y a un genuino interés en nuestro trabajo, combinado con expectativas realistas de desarrollo. Parafraseando a Mark Twain podemos decir que si haces lo que te gusta, nunca tendrás que trabajar.