El periodista Seymour M. Hersh ha creado una pequeña revuelta en Estados Unidos luego de que diera a conocer que la operación que supuestamente encontró y asesino a Osama bin Laden fue un montaje para los medios. Hersh, ganador del Pullitzer, revela que no se produjo ningún tiroteo; el cadáver de Osama no fue arrojado al mar ni hubo una confesión de ningún prisionero. En realidad Estados Unidos se benefició de la revelación de un miembro de ISI que dio a conocer el paradero de bin Laden pidiendo una recompensa. Al parecer, el complejo industrial militar de entretenimiento echo a andar la maquinaria para hacer de los hechos una producción hollywoodesca, siguiendo un arco dramático.
Según la versión de Hersh, el ISI tenía recluido a bin Laden en la ciudad pakistaní de Abbottabad desde 2006; bin Laden estaba enfermo y era mantenido bajo vigilancia médica. Cuando el Ejército de Estados Unidos confirmó la información de la locación se dirigió a ISI para avisarles que sabían la ubicación de bin Laden (en lo que imaginamos fue una conversación muy cándida); aparentemente, ISI no tuvo entonces más remedio que entregar a bin Laden, aunque con la condición de que no saliera vivo de la casa. Esto habría sido una petición regenteada por los altos mandos en Arabia Saudita, quienes querían mantener en secreto sus vínculos con esta organización.
De ser cierta, la investigación de Hersh probaría que Obama mintió a los estadounidenses y que la operación fue una gran ficción más, una fábula con fines políticos, como fue plasmada en la película La noche más oscura, la cual supuestamente se había basado en hechos reales. Y, según este artículo del New York Times, todo indica que la versión de Hersh está más cerca de la verdad, al menos más cerca que la versión oficial. El asesinato de bin Laden fue el clímax del primer turno en la presidencia de Obama y un claro recurso electoral. Aunque ahora las revelaciones de Hersh han provocado fuerte polémica, el episodio seguramente sólo trascenderá como una operación psicológica más en los anales de la historia, que pocas personas revisan y toman en cuenta.