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La posible explicación detrás del cerdo sagrado que escapó de su granja y se fue a un templo a orar

Puerco sagrado, china

Un enorme cerdo de 150kg escapó de su granja, aparentemente en busca de comida, y se detuvo justo en la puerta de un pequeño templo en el pueblo de Tantou, al este de China. Esta es la noticia un tanto amarillista que ha circulado por todos los medios del país asiático con muchas incógnitas respecto al asunto; entre las favoritas: la reencarnación de un devoto budista en el animal. Las imágenes del mamífero rosado son verdaderamente extrañas: el cerdo se muestra con las patas delanteras flexionadas y el tronco en diagonal de manera que, a simple vista, pareciera que se encuentra rezando. Según informes el cerdo permaneció en esta posición durante horas, y sólo se movió cuando los citadinos creyentes se acercaron a cantarle coros sagrados. Dice la documentación del Daily Mail que el dueño del animal fue a recogerlo y posteriormente lo llevó a la desgracia de su confín para el que nació; "No debí haberlo matado", dijo el dueño. Quizás el puerco no rezó lo suficiente como para evitar este destino.

El caso de los mártires chinos allá por el año 1648 es una alegoría que encaja en el rito sacramentado de este puerco, aunque en este caso se trata de un templo budista; su huida (aparentemente en busca de salvación), sus plegarías frente al templo (sin importar ser encontrado) y por supuesto, el ejemplo para los devotos religiosos que implica una especie de ascetismo, enfrentando los suplicios por servir a Dios.

Existe una tradición antigua en China, bajo los estándares del catolicismo, en la que cientos de “defensores de la fe” fueron víctimas de las persecuciones de los emperadores, empezando por K’ang Hsi. Asesinados y torturados, misioneros y laicos que aportaron numerosos estudios científicos, especialmente en la astronomía y las matemáticas, fueron condenados por el pecado de llevar la luz del evangelio a los pueblo chinos, manteniendo sus rezos fieles y en silencio. "No eran más que mudos corderos llevados al matadero", decía el padre Estanislao Jen. La muerte de San Francisco Fernández de Capillas, sacerdote de la Orden de los Frailes Predicadores y protomártir de China, dio inicio a la cacería profana. Cientos de monjes fueron estrangulados, quemados y mutilados hasta el año 1844, después de la Primera Guerra del Opio de China e Inglaterra, cuyo final dio paso a decretos importantes donde se subrayan los que permitían a los chinos seguir la religión católica.

Una segunda alegoría se halla en el país asiático por el año 1947 con la odisea de los monjes trapenses de Yangyiaping, que pertenecían a una de las fundaciones monásticas más antiguas de China. Los primeros heroicos mártires trapenses escaparon y se refugiaron en el monasterio de Nuestra Señora de Liesse. Muchos de estos monjes encontrados fueron arrestados y sometidos a caminatas inhumanas sobre senderos espinosos, expuestos bajo el sol sofocante, bajo las tormentas y finalmente sobre las nevadas invernales más allá de la Gran Muralla. Con las manos atadas con alambres, semidesnudos y cargando los costales de los militares, los apóstoles --muchos de ellos viejos y enfermos-- resistieron la tortura a través de su oración, de la que los militares se mofaban gritándoles: "¿Es que su Dios los ayuda a no sentir los golpes?".

A lo largo de la historia religiosa de China hemos de encontrar un infinito de mártires religiosos que nos ayudan fugazmente a entender por qué el video de un cerdo orando frente a un templo está causando conmoción en los chinos. El via crucis de estos monjes fue quizás el máximo ejemplo de fidelidad devota, una que, al igual que el mamífero rosado, se exterioriza para predicar el ejemplo.

Puerco sagrado, chinaA pesar de todas las posibles respuestas que santifiquen al cerdo y aumenten los actos de fe de muchos de los presentes en el suceso, un usuario en la red explicó una teoría científicamente más racional: el cerdo probablemente sufría de una enfermedad en relación con una deficiencia de vitamina E, que pudo conducirle a una incapacidad para ponerse de pie en cuatro patas y obligarle a arrodillarse sobre sus patas delanteras. Algunos otros ateos aseguran que el animal se había cansado luego de caminar tanto e inconscientemente se había parado frente al templo. Sin embargo, la fascinante reacción de este mamífero, más allá de si fue un acto religioso o no, es sin duda su inteligencia. La increíble inteligencia de los puercos es bien conocida; un estudio de la revista Animal Behaviour publicó en 2009 que estos mamíferos son capaces de entender cómo funciona un espejo, utilizando su reflejo para explorar su entorno e incluso para buscar comida. Algunos otros experimentos recopilados en un documental de National Geographic nos han hecho saber que los cerdos controlan sistemas sensoriales como la resolución de problemas y las emociones. Esto indudablemente nos hace pensar que, efectivamente, los cerdos sienten. La capacidad mental de un cerdo se ha comparado incluso con la de los primates y delfines; son capaces de disfrutar la música o reconocer su nombre cuando les es asignado. Investigadores afirman que el cerebro de un cerdo podría ayudarnos a entender los misterios de la mente humana; mientras tanto, a los puercos sólo les queda rezar porque logremos encontrar esas incógnitas, esos errores de la mente que nos orillan a volverlos mártires.