A pesar de que una persona promedio pasa 1/3 de su vida durmiendo, nuestra sociedad hipertecnológica y supuestamente "inteligente" sigue creyendo que dormir es una actividad que sólo realizas cuando ya no tienes tareas pendientes. Y por "tareas" nos referimos a "trabajo remunerado".
Racionar las horas de sueño como si fueran medicinas o como una simple tarea de la que podemos prescindir, afecta la vida física y psicológica de las personas desde las etapas de educación superior. Basta con entender que el cuerpo humano no puede funcionar como una extensión del aparato organizacional y laboral (es decir, como una prótesis de la máquina capitalista) para pensar en cambiar de hábitos.
La falta de sueño puede provocar accidentes viales, caída de puntos de coeficiente intelectual, pérdida de memoria, envejecimiento prematuro y (aquí tal vez algo que sí tomemos en cuenta) pérdida del deseo sexual. Cuando esta falta de sueño se vuelve crónica puede tener serias consecuencias para el aparato circulatorio, desencadenando problemas de presión sanguínea, fallas cardíacas y diabetes, entre otros:
Hay toneladas de estudios que muestran que la falta de sueño es perjudicial, pero la mejor evidencia que puedes tener para valorar las horas de sueño es perderlas. ¿Qué pasa cuando no duermes bien? Durante el siguiente día, tus reflejos fluctúan entre una alerta absoluta de tu atención (que compensa la debilidad física) y un estado semicomatoso; tu conversación es interrumpida por constantes bostezos; tu concentración divaga; el estómago trabaja horas extra. Las horas perdidas de sueño no se pueden recuperar nunca.
La tendencia de los workahólicos es pensar que pueden compensar la falta de sueño de los días entre semana durante los fines de semana. La lógica se parece un poco a la concepción cristiana del pecado y también al crédito bursátil: diviértete ahora, paga después. Pero el sueño no funciona como un banco.
La Encuesta Estadounidense del Uso del Tiempo examinó la agenda de 125 mil participantes, correlacionando las horas de trabajo con las horas de sueño. Los investigadores encontraron que aquellos que duermen 6 horas o menos durante la semana trabajan 1.5 horas más entre semana, y hasta 2 horas más durante los fines de semana y los días feriados. Los adultos con más de un empleo tuvieron 61% más probabilidades de dormir 6 horas o menos durante su semana. Como dijimos, los estudios sólo reportan lo más obvio. En otras palabras, no dormir es mortal. Aquí todo lo que hacemos mientras no dormimos:
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