Google, en su ya borrosa política de privacidad, hace que las imágenes que toma el carrito de Street View tengan un blur de los rostros de las personas que capta en su peregrinación mapeando las calles del mundo. Ya sea por la "imagen hecha en semejanza" o por la falta de habilidad tecnológica para distinguir, Google.
Hay cierto proceso democrático en el algoritmo: ya seas una celebridad en un espectacular, un rey, un simple trabajador pedestre o una estatua de un dios, aparecerás con el rostro borroso, en el anonimato.
Para la artista Marion Balac, del proyecto Anonymous Gods, esto es sintomático de la incipiente comunicación entre humanos y robots, donde ambos tienen problemas para reconocerse y diferenciarse.
Google ha logrado identificar rostros-no-humanos emblemáticos, como el Monte Rushmore, pero la mayoría de las estatuas de dioses asiáticos siguen con la cara borrosa, porque su algoritmo trata a todo rostro como datos, lo cual por el momento significa que el gigante tecnológico puede ser engañado.