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Esta experiencia sin duda parece fascinante, pero nos hace pensar si esta reclusividad fantasiosa no será sino la promesa de un atajo hacia el reconocimiento del vacío

tienda zen

El zen, al igual que otras prácticas espirituales, nos enfrenta a una exposición acerca de la espiritualidad moderna que tiene un alto componente mercadológico con la esperanza de infundirnos la idea de que la iluminación es un producto más en el mercado.

Meditar así sean 20 minutos al día puede suponer una diferencia radical en nuestra manera de ver la vida (sin contar los enormes beneficios de salud); pero son proyectos como el Zen Float Tent los que marcan claramente la intersección entre iluminación y marketing.

Las cámaras aisladas de privación sensorial son una especie de tinas de alta tecnología que pueden costar hasta 30 mil dólares, o en sesiones aisladas incluso 70 USD.

El cuerpo se pone en suspensión sobre el agua tibia inundada con sales, por lo cual flotamos sin escuchar ni ver nada. Esta experiencia sin duda parece fascinante, pero nos hace pensar si esta reclusividad fantasiosa no será sino la promesa de un atajo hacia el reconocimiento del vacío. El vacío de la mente, como trabajo espiritual, no termina cuando la cámara de agua salada se vacía.

Al igual que los cacharros para hacer ejercicio que se vendían por televisión abierta durante los '90, una nueva generación de "cacharros espirituales" se abre paso a través de Kickstarter, donde un modelo doméstico de la cámara zen promete ser económicamente accesible para una mayoría ávida de renunciar al mundo sin renunciar verdaderamente a las cosas mundanas.

¿Espiritualidad open source o camino legítimo, como todos, para llegar a la percepción última del ser?