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De trece hectáreas que les pertenecen, hoy se les reconocería solo tres: los grupos no descansarán hasta recuperar sus sitios sagrados.

Playa-del-Rey-lugar-sagrado-de-los-huicholes-en-Nayarit-Foto-scoop-itEs asombroso que algunas culturas nativas de México hayan sobrevivido a la conquista española. El constante acoso evangelizador y 'civilizatorio' ha sido hasta hoy obstinado. Afortunadamente, la ciencia está comprobando premisas postuladas desde hace miles de años por algunos de estos grupos, cuyo sentido de la vida estaba determinado por una búsqueda de la sabiduría asentada en el mismo ser humano y el conocimiento del cosmos.

Entre los grupos ancestrales que sobreviven a la hegemonía occidental, están los wixáricas (comúnmente llamados huicholes), tepehuanes y coras, quienes luchan aún por mantener sus sitios sagrados, fundamentales en su cosmovisión. Ellos han preservado sus prácticas comunitarias, más allá de el individualismo: llevan años luchando para que gobiernos y corporaciones reconozcan el valor en la conservación de sus culturas, no sólo para ellos, sino en beneficio de una humanidad urgida de una conciencia más integral sobre el cosmos y su respeto.

En tiempos del ex presidente José López Portillo (1976-1982) se les reconocieron a estos grupos 13 hectáreas del centro ceremonial de la Isla del Rey. Pero hoy se les pretende entregar sólo tres, porque el resto fueron concedidas a empresas canadienses para construir dos complejos turísticos: Desarrollos Turísticos Aramara y Desarrollos Turísticos Paraíso del Rey.

Braulio Muñoz Hernández, del Movimiento Indígena de Nayarit, asegura que  se están pisoteando sus derechos, cuando ahora sólo les pretenden reconocer estas tres hectáreas:

Con nuestra tierra sagrada no vamos a negociar; el centro ceremonial Tatei Hamara (Diosa del Mar) es parte de la cultura wixárika y el chamán nos ordenó venir a la ciudad de México a defenderla. Iremos a Los Pinos para pedir al presidente Enrique Peña Nieto que responda la carta que le entregamos el año pasado.

Wirikuta, la zona sagrada de los wixáricas, ha sido amenazada en decenas de ocasiones, siendo una de las más populares y recientes las concesiones otorgadas a mineras, también de origen canadiense, que por fortuna han sido, al menos temporalmente, revocadas. Aunque se argumente que el desarrollo nacional no debe frenarse por la afectación de las minorías, los grupos indígenas y su forma de ver el mundo, personifican un vestigio de sabiduría que es patrimonio de la humanidad.