A pesar de que quizá el carácter bélico es parte intrínseca de la naturaleza humana, desde cierta perspectiva la guerra ha sido una especie de vicio histórico recurrido por innumerables culturas. Sin embargo, con el desarrollo tecnológico, y por lo tanto del armamento, así como la sofisticación de las agendas internacionales, aunado al afán de ciertos países de imponer sus intereses mediante un mayor potencial militar, parece que hoy es más cuestionable que nunca este recurso.
Evidentemente alrededor de la guerra existen considerables intereses financieros, no sólo asociados con la búsqueda por controlar recursos, por ejemplo el petróleo, también el mismo mercado de armas es una industria monumental. Y en este sentido es interesante detectar a aquellos países que participan más activamente en el mercado de las armas –una actitud que termina por ensombrecer la actualidad geopolítica.
Recientemente la revista The Economist publicó un balance sobre los países que más compran y aquellos que más venden armas alrededor del mundo, según cifras que documentan este mercado entre 2009 y 2013. Entre los que encabezan la exportación, es decir aquellos que más armas producen, la poco decorosa lista es encabezada por Estados Unidos, seguido de cerca por Rusia, y de lejos por Alemania, China, Francia y Gran Bretaña. En cuanto a los más ávidos compradores, el listado ubica a India como el principal importador, seguido de Pakistán, China, Emiratos Árabes y Arabia Saudita. Vale recalcar que los mayores importadores no necesariamente son los que más armamento manejan, pues los grandes productores seguramente mantienen una buena porción de las armas que producen para su propio uso.
Vivimos en un mundo complejo y la actualidad nos presenta retos cada vez más arduos como para seguir dedicando tantos recursos a un tema que, según nos muestra nuestra propia historia, generalmente terminará sólo por desdoblar más conflictos.