Recientemente el Venus Express, de la Agencia Espacial Europea, captó un inusual evento óptico en la atmósfera de ese planeta. Conocido propiamente como "gloria", este fenómeno es similar a un arcoíris, sólo que localizado y con una circunferencia completa. Y si bien existe también en la Tierra, hasta ahora jamás se había registrado uno fuera de sus confines.
Una gloria ocurre cuando la luz del sol es retrodisperasada por una nube compuesta por diminutas gotas esféricas y de tamaño uniforme. El resultado son halos compuestos por anillos concéntricos de distintos tonos (los mismos que el arcoíris). De acuerdo con los astrónomos la gloria venusina mide alrededor de 1,200 kilómetros de ancho, y considerando las condiciones de este planeta, lo más probable es que la nube que interviene en la formación del fenómeno esté formada por ácido sulfúrico.
Las glorias se han asociado en diversas culturas con referencias divinas –algo entendible tras admirar su belleza–, ya que si bien este nombre está evidentemente ligado a un contexto católico, en China se le conoce como "luz de Buda".