Para muchos Facebook es una herramienta 'utilitaria', para muchos otros es más una especie de compulsivo vórtice psicosocial. Pero independientemente de cuál sea tu relación con esta red, o incluso si no eres parte de la 'comunidad' más grande del mundo, difícilmente se puede cuestionar que ha influido una buena parte de los aspectos de la vida contemporánea.
¿Puedes imaginar cuántos millones de relaciones sentimentales se han creado o facilitado mediante Facebook? ¿Cómo se percibirá un enamoramiento en el lenguaje de esta red? Poco importan las respuestas a estás interrogantes, sin embargo no deja de resultar interesante echar un vistazo a los patrones que caracterizan el proceso de enamoramiento entre dos personas, vistos desde la interacción que sostienen a través de esta plataforma.
De acuerdo con información emitida por el propio Facebook, el enamoramiento se manifiesta de la siguiente manera: durante una temporada observamos cómo el intercambio entre las dos personas va en franco aumento –medido en actualizaciones que uno hace en el muro del otro. El cortejo evidentemente se canaliza también por medio de la red social. Una vez que se consolida la relación, y 'se hace oficial', entonces es notable cómo esta interacción disminuye (tal vez porque están pasando más tiempo juntos en lugar de gastar su vida coqueteando digitalmente a través de comunidad que define la realidad en términos de "me gusta", "amigos", etc).
Además de lo interesante que pueden ser estas gráficas, en buena medida por la posibilidad de representar una síntesis autorreferencial, parece que lo verdaderamente valioso es la oportunidad para hacer consciente nuestro comportamiento en esta o cualquier otra plataforma internetera. Es difícil emitir un juicio de valor alrededor de una red social, y en general de una herramienta –pues gran parte de su naturaleza depende del uso que se le da. Y en el caso del software, las aplicaciones, y demás instrumentos de nuestra vida digital, parece que lo más importante, más allá de valuarlas, es reflexionar sobre su funcionamiento y las conductas que 'promueven' –el famoso "programa o serás programado" de Douglas Rushkoff.
Así que además de divertirte con esta visualización, que imprime el enamoramiento entre dos usuarios, quizá sea interesante que la próxima vez que 'te conectes' a Facebook, dediques unos momentos a observar la interfase, los códigos semánticos, los colores, las rutas, los estados de ánimo que te facilita, las conductas a las cuales te orienta, y cómo influye en tu interacción con los demás. En la medida que entiendas estas cosas muy probablemente sacarás mejor provecho a esta red, y quizá hasta tomes mayor control de tu vida. Y si ninguna de estas dos cosas sucede, al menos servirá para que la próxima vez que entables una relación, le dediques desde un principio más intimidad, más cruce de miradas, y menos 'likes'.
Twitter del autor: @ParadoxeParadis